¿Quién soy?

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Licenciada en Periodismo por la Universidad de Oriente en Santiago de Cuba, en el año 1994, y Máster en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de La Habana, en el año 2009. Esta es una página personal, dedicada a mi querida ciudad de Las Tunas, en Cuba, y con las puertas abiertas a otros sitios de la provincia, que lleva igual nombre. Espero que sigamos compartiendo imágenes, historias, anécdotas y proyectos de la tierra que nos vio nacer o que nos acogió como hijos propios. Ah, ahí les dejo varias fotografías de los 8 municipios tuneros.

sábado, 13 de octubre de 2012

Plaza Calé de Las Tunas




En el punto en el que se unen las calles Ignacio Agramonte y Lucas Ortiz, le nace a esta ciudad de Las Tunas un parque bonito, que se caracteriza por su sencillez, tanto en los bancos como en los restantes elementos que lo conforman. 
Es la plaza Calé, un sitio tranquilo en el que se sientan los ancianos a conversar y a leer la prensa y al que los niños van los fines de semana a correr y a jugar para gastar las energías que se les acumulan durante los días de escuela, además de acoger a quienes esperan los ómnibus con rumbo al suroeste.
La construyeron en 1964, en un momento de auge en el desarrollo de los servicios comunales en el regional Tunas-Puerto Padre, que también se concretó en la reconstrucción total del Parque Vicente García y el mejoramiento de la limpieza de calles.
Con ella se rinde homenaje a un mártir de la localidad, Calixto Sarduy Arcia, a quien familiares y amigos siempre llamaron Calé.  Por eso la queremos los tuneros y también porque forma parte del pasado reciente de esta ciudad.
En sus alrededores, el primero de julio de 1966, Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, y Pepe Ramírez tuvieron el honor de inaugurar oficialmente la primera Jornada Cucalambeana y es en ese lugar en el que se inicia la selección de la Flor de Birama.
También ahí se concentraron los tuneros para recibir la réplica de la Virgen de la Caridad del Cobre, en su recorrido reciente por todo el país.
Y, algunos sábados, en las mañanas, se desarrolla el proyecto de animación sociocultural Renacer de la Plaza Calé, organizado por la Asociación Cubana de Artesanos Artistas para conservar las tradiciones de las artes manuales en el territorio.
Son estas razones suficientes para admirar y cuidar a la Plaza Calé, un rinconcito en medio de la ciudad, rodeado por la funeraria, el Centro Meteorológico provincial, la escuela especial Jorge Aleaga, farmacia La Equitativa y la tienda El Fénix; un pedazo de Las Tunas, cargado de historia y recuerdos.

sábado, 6 de octubre de 2012

El ciclón Flora en el recuerdo de los tuneros



En octubre de 1963 Cuba dejaba atrás viejos rezagos capitalistas y mantenía victoriosa el camino del socialismo, emprendido hacía poco tiempo, el primer día del año 1959.  Poco a poco cambiaba la vida para el pueblo, especialmente para los más desposeídos, víctimas de muchos años de explotación. 
En la antigua provincia de Oriente también era así.  Pero, la miseria y la muerte llegaron en forma de una lluvia ininterrumpida que todavía hoy, a 49 años, deja profundas secuelas en algunas personas, por la pérdida de sus propiedades o de algunos familiares y amigos.
Se trata del paso del ciclón Flora, que afectó al territorio entre los días 4 y 8, y que aún asusta a los jóvenes que afortunadamente no vivimos esos sucesos; sin embargo, pudimos apreciar la magnitud del fenómeno gracias al documental Ciclón, del reconocido cineasta Santiago Álvarez.
Entre los residentes en el territorio que ocupa la actual provincia de Las Tunas brotan por estos días los recuerdos.
Elio Jiménez Olazábal: “En la comunidad de Dormitorio yo vi la fuerza de las aguas, que empujaron los raíles de la línea del ferrocarril y los metieron un kilómetro más allá.  Lo que hizo daño aquí fue el agua, no el viento.  Fue tanta que le pasó por arriba a las casas.  En Guamo las crecientes se llevaron a todas las familias.  Aparecieron personas enganchadas en los árboles, en los palos de las cercas, donde quiera aparecía gente muerta.  En la zona de Manatí, donde yo pasé el ciclón, se ahogaron muchos animales.  La vieja mía tenía muchos guanajos y no le quedó ni uno.  El agua acabó con los guanajos, las gallinas, los patos…”
Armando Villanueva Almeida: “Yo vivía en La Habana en aquella época y a través de las noticias supimos que había entrado por la costa sur de Oriente y que encerró entre las lomas a las familias que vivían allí y el agua empezó a subir.  Como trabajaba en los ómnibus, conocí posteriormente las zonas de Niquero y Pilón y muchas personas me enseñaban unas naves de ocho o nueve metros de altura que, en el año 1972 todavía tenían hierbas y barro pegados en la parte de arriba como prueba de hasta dónde subieron las aguas.  Aquello fue una tragedia grande a principios de la Revolución, cuando no existía la preparación que tenemos hoy en día.  Fue muy lamentable.  El pueblo de Cuba lo sufrió y se solidarizó  con aquella tragedia”.
Pedro Díaz Suárez: “Yo era chiquitico y vivía en la ciudad.  Creo que aquí se sintió menos.  Mi casa era de tejas y me acuerdo que fueron unos cuantos días con el tin tin de la lluvia en el techo, y eso nos molestaba a mí y mis hermanos.  Recuerdo que mamá siempre nos decía que otros estaban peor que nosotros, que teníamos que estar tranquilitos.  Fueron unos cuantos días sin sol y sin salir a la calle a nada.  Y es verdad, mire usted cuánta gente se murió por tanta agua, que hizo que se unieran los ríos y el mar”.
A 49 años del paso del ciclón Flora, el joven meteorólogo tunero  Alexey Moreno Borges recuerda que “el fenómeno atmosférico tuvo vientos de hasta 220 kilómetros por hora en Punta Tiburón, Haití.  En cambio, al territorio nacional lo afectó por fuertes lluvias y por las volteretas que dio, hasta dejar un lazo en los mapas que recuerdan esos sucesos.  Las lluvias fueron tan torrenciales que llegaron a hacer acumulados muy significativos en gran parte de toda la región oriental de nuestro país”.
Los efectos del fenómeno atmosférico fueron muchos.  Se perdieron viviendas, escuelas y otras instalaciones, las carreteras quedaron destruidas, hubo daños a las industrias y los medios de transporte, la agricultura y la ganadería recibieron un golpe brutal…
Pero, lo más significativo y lo más triste fue la muerte de casi dos mil personas que quedaron atrapadas por las aguas y sus fuertes corrientes. El dolor de los sobrevivientes y familiares fue compartido con todo el pueblo y especialmente por nuestro gobierno, que encabezado por Fidel Castro Ruz condujo aceleradamente el salvamento de los seres humanos y las labores de higienización y recuperación.
A pesar de sus difíciles consecuencias, el ciclón ya es historia; pero, sobre todo, es escuela.  Otra vez el líder cubano demostró que la desgracia de unos es de todos y se adoptaron medidas para siempre preservar las vidas. 
Desde entonces se construyeron presas en las zonas más bajas para evitar inundaciones y garantizar el agua a las ciudades, nacieron comunidades y, de manera general, la parte oriental de Cuba retoñó de entre las aguas del Flora.

Acciones para ganarle la batalla al Aedes aegypti



Cada día que pasa, desde el amanecer, constituye un nuevo reto para los trabajadores de la campaña contra el mosquito Aedes aegypti, el archiconocido insecto que no nos da tregua pues persiste en mantenerse, condicionado casi siempre por nuestras propias acciones.
En los ocho municipios de la provincia de Las Tunas, a 690 kilómetros al este de La Habana, hoy inspeccionan viviendas y centros educacionales y laborales, hacen tratamiento adulticida y larvario, revisan en los lugares más insospechados… pero, el mosquito sigue ahí, a veces latente y siempre amenazante con varias enfermedades, entre ellas la fiebre amarilla, encefalitis y el dengue.
Es como si esos pequeños animales quisieran cobrarnos tanta desidia acumulada por años, cuando ni los responsables de la tarea ni la población cumplimos a cabalidad nuestras obligaciones.
Afortunadamente en el territorio tunero la situación ha dado un cambio, al menos en la voluntad colectiva, para dar una contundente paliza al vector; y pude comprobarlo hace pocos días  durante mi traslado a la ciudad de Puerto Padre.
A poca distancia del poblado de Vázquez, un agente de la Policía Nacional Revolucionaria da el alto a todos los vehículos que transitan por esa carretera y el operario de la campaña contra el mosquito fumiga cuidadosamente cada medio de transporte, el cual debe permanecer detenido y cerrado por un tiempo prudencial para que esa acción sea efectiva.
Allí, durante la espera, supe que labores similares se realizan en otros municipios de la provincia y del país porque el malvado insecto se escamotea en cualquier parte y burla las leyes de la naturaleza que indican que con sus alas solo puede trasladarse a un centenar de metros.
Al regresar, pasadas las 6 pm, aún fumigaban en la entrada de Vázquez y entre quienes esperaban no escuché criterios negativos, al contrario, los presentes coincidían en que esa es una buena opción y que si todos pusiéramos un poquito más de empeño, ya habríamos acabado con el peligro que implica el Aedes aegypti. 
La voluntad existe y la necesidad también.  Están los especialistas y los recursos materiales.  Solo falta aunar todos esos factores y convertirlos en un arma fuerte para dar jaque mate al insecto y ganar la partida.

lunes, 1 de octubre de 2012

Un pequeño zoológico que alegra a los niños de Las Tunas



Es domingo en la mañana y en un hogar de la provincia de Las Tunas, a 690 kilómetros al este de La Habana, los niños están nerviosos de alegría porque dentro de minutos irán a un sitio especial ubicado en las afueras de la ciudad cabecera, en los alrededores del Motel El Cornito y custodiado por el Parque de Diversiones y el Jardín Botánico.

Niños y adultos se entretienen admirando patos y flamencos en el zoológico tunero. (Foto Robiel Proenza)
Esta no es su primera vez; sin embargo, como si fueran inexpertos, el pecho les late de emoción por vivir una jornada especial en el lugar, y no es para menos.  Hasta a los mayores nos pica la curiosidad cada vez que visitamos un zoológico, aunque sea modesto como el del territorio.

En esa instalación viven varias especies, adaptadas a la vida en cautiverio y que causan placer en quienes las admiran desde hace unos 20 años, cuando a la ciudad le nació el sencillo centro, que no tiene la magnificencia de sus semejantes en otras provincias cubanas; pero que ha cumplido su propósito de alegrar a las familias y especialmente a los más pequeños.
En el de Las Tunas crece la vida de numerosas especies de la fauna, representativas de Cuba y de otros lugares del mundo, distantes no solo en la geografía, sino también en el clima, los hábitos alimentarios y las costumbres de los visitantes.
Este es pequeño y, lamentablemente  está lejos del centro y de las rutas habituales de los medios de transporte por lo que se hace difícil la visita; sin embargo, las personas se las ingenian, y buscan alternativas como hacer el viaje en el único tren urbano que circula por el territorio.
Niños y mayores van hasta allá para pasar un rato entretenido y diferente, admirando a varios tipos de aves, con énfasis en los bellos colores de los pavos reales, las plumas rosadas de los flamencos o la impresionante estatura de los avestruces, a los que un pequeño calificó como una gallina enorme con sus glúteos colorados.
Encuentran también búfalos, majáes, leones y diferentes especies de monos, los que son las delicias de la mayoría de los visitantes, no solo por sus acostumbradas travesuras  sino porque los más chiquitos salen de las jaulas y se acercan a las personas, en lo que constituye una experiencia inolvidable.

Dentro y fuera de sus jaulas, los monos son el mayor entretenimiento para quienes visitan el zoológico de Las Tunas. (Yenima Díaz)
Nuestro zoológico apenas sobrepasa un centenar de ejemplares y aquí faltan muchas especies que a los tuneros nos gustaría ver en carne y hueso, como decimos cuando no nos bastan las fotografías o las imágenes fílmicas, y que sabemos que existen en otras partes del país. 

En lo que se cumplen esas expectativas de muchos residentes en Las Tunas es preciso que se solucionen las dificultades en la transportación y que todos nos sumemos a la intención de los veterinarios, cuidadores y demás trabajadores de la instalación para que los animales crezcan sanos y se mantengan por mucho tiempo más alegrando las jornadas de los niños y sus familiares que vuelven al lugar como si fuera su primera vez.