Caracas, (Venezuela).- Grata, muy grata, fue mi sorpresa cuando en la sala de Rehabilitación Integral Diego Salazar, de la capital venezolana, me hablaron de Reynerio. Inicialmente me preguntaron en qué parte de Cuba vivo; y al decir que en la provincia de Las Tunas, enseguida me hablaron de él.
Claro está que en un primer momento no
supe de quién se trataba. Son tantos los
tuneros que han llegado a ayudar a los más humildes del territorio bolivariano
que tuve dudas. Pero, cuando me dijeron que era Sandy Camejo reí a carcajadas
por mi desliz y por la alegría profunda y sincera que sentí.
¿Cómo no recordar a un hombre que es
toda una escuela en la psicología, la humildad, el buen trato y los
conocimientos? Lo busqué en mi memoria
caminando por los pasillos de la emisora
Radio Victoria y sentado en el estudio principal, ofreciendo consejos a las
familias tuneras sobre disímiles aspectos.
También volvieron a mis recuerdos
aquellos días del año 2005, cuando mi niña presentó un cuadro de ansiedad por
una separación familiar y él, con la paciencia de su sabiduría, me orientó
ejercicios y terapias para que dejara de comerse las uñas y para que su sueño
resultara más reparador.
Alguien me dijo dónde estaba y
enseguida lo busqué. Sin mediar besos o
abrazos le pregunté: ¿Se acuerda de mí? Y su rostro emocionado no tuvo que
emitir palabras. Conversamos largo rato,
como ocurre en cada encuentro, de la familia y la salud. Y luego hablamos del interesante trabajo que
realiza en esta ciudad de tantas diferencias.
Supe que llegó a Venezuela hace 16 meses y
que en ese período ha atendido a miles de personas, fundamentalmente niños y
adolescentes para quienes se ha convertido en un amigo y a veces, hasta en un
padre afectivo.
“Yo me dedico al tratamiento, desde
el punto de vista logopédico y foniátrico, a aquellas personas que de una u
otra forma tienen trastornos en el lenguaje.
Puede ser por enfermedades neurológicas o por dificultades desde el
punto de vista conductual o de aprendizaje. A todos le damos la atención
psicopedagógica para modificar estilos de vida negativos en la población”.
Por eso considera que es útil la
labor que realizan él y otros cubanos en el territorio venezolano.
“Yo diría que uno de los mayores
logros de la misión médica cubana en este país es resolver o aliviar los
problemas de las personas. Nosotros,
como terapeutas del lenguaje, trabajamos mucho con las parálisis faciales y
también damos entrenamiento de gimnasia articulatoria. Puedo decir que es un éxito la función de
nosotros, no en lo personal y sí en lo colectivo”.
Con una larga experiencia como
profesional de la salud, el Doctor Sandy Camejo acumula gratas impresiones de
la relación con sus pacientes venezolanos.
“Imagínate. En primer lugar, conocer otro lugar del mundo
donde uno pueda ejercer su profesión siempre deja ricas experiencias. Te puedo decir que el pueblo venezolano
siempre coopera con nosotros en las consultas y a veces tratan de ayudarnos a
resolver nuestros problemas, no las necesidades materiales, pero sí otras
relacionadas con la lejanía y la nostalgia que sentimos por nuestro país.”
En Las Tunas, a casi 700
kilómetros al este de La
Habana, unas cuantas personas se preguntan constantemente por el doctor
Sandy, un profesional con una experiencia acumulada y a quien muchos agradecen
sus terapias, charlas y las soluciones de determinados problemas. Y en Caracas, a enorme distancia,
el sentimiento es recíproco.
“Aparte de mi familia,
extraño bastante al programa En Casa, de Radio Victoria, y al canal territorial
Tunasvisión. El pueblo natal no se olvida,
del parque no me puedo olvidar porque allí me sentaba a hablar con mis amigos; del
estadio, ni hablar y pudiera decirte que extraño mucho pero voy a cumplir mi
misión y voy a representar a mi pueblo y mi Patria porque este es mi campo de
batalla”.
El Doctor Reynerio Camejo Lluch, a quien todos llamamos
Sandy, cumple misión internacionalista y solidaria en el territorio venezolano,
a donde trajo una larga experiencia que forjó paso a paso y que pone en
práctica día a día en el trato ético y respetuoso con sus pacientes, en su
mayoría niños y jóvenes.