

El uso de las plantas como alternativa de sanación es comprobable en varias especies de animales y se remonta al origen del hombre.
Poco a poco, de manera empírica, nuestros antepasados les atribuyeron propiedades sobrenaturales y descubrieron su relación con la cura de determinadas afecciones.
Desde entonces, esos conocimientos se transmitieron de generación en generación y se insertaron en la cultura de los pueblos, sin distinción de razas, sexos, creencias religiosas o desarrollo socioeconómico.
Significativo poder tenían los brujos o chamanes de las comunidades menos desarrolladas. Sin embargo, sociedades muy avanzadas, como la china, hicieron del uso de las especies medicinales una práctica que llega a nuestros días.
Con el desarrollo farmacéutico en grandes laboratorios, la aplicación de las plantas con propiedades terapéuticas disminuyó; pero, el excesivo costo de la producción de medicamentos propició que muchas naciones, entre ellas Cuba, retomaran esa práctica ancestral.
En los últimos años, el cultivo de las plantas medicinales en nuestro país ha promovido varias investigaciones, aunque sus resultados distan mucho de lo que se necesita para desarrollarlo a mayor escala, por su valor económico.
Yanko Labrada Capote, especialista del Jardín Botánico de Las Tunas, indicó recientemente que en el territorio nacional existen unas 155 variedades a las que se le atribuyen propiedades medicinales, las cuales han sido estudiadas por diferentes investigadores.
La instalación tunera posee una amplia colección de 125 especies medicinales, de las cuales unas son arborescentes y otras herbáceas, entre las que destacan la albahaca, sábila, el añil cimarrón, romerillo, marilope, la caña santa, el eucalipto, llantén, la mejorana, el orégano y otras.
A nivel mundial, el 25 por ciento de los medicamentos tradicionales contiene sustancias de origen vegetal Y, por lo general, son vitaminas, minerales, carbohidratos y agentes curativos específicos, que ayudan al organismo en su lucha contra las enfermedades.
La eficacia de esos vegetales se demuestra mediante la aplicación de cataplasmas, tinturas y ungüentos y la ingestión de cocimientos, tisanas, zumos y jarabes, fundamentalmente. Sus propiedades más conocidas son antitusivas, tónicas, digestivas, laxantes, diuréticas, antirreumáticas, vermífugas, antiinflamatorias y expectorantes.
Por tanto, sin retroceder en el tiempo, y mucho menos en el desarrollo social, en la época actual se impone el creciente uso de plantas medicinales para combatir y prevenir enfermedades.
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