Por estos días, en Las Tunas abundan las hortalizas, así que en mi mesa siempre hay una buena fuente de ensaladas.
Precisamente por mi afición a las verduras, recibí hace pocos días un regalo de mi buena amiga Lisbeth Ponce de León Norniella: este extraordinario rábano.
¿Qué es eso? ¡No lo creo!
Esas fueron mis primeras palabras y, por suerte, a pesar de la emoción, atiné a fotografiar esa maravilla de la naturaleza, comparándolo con un vaso, un palitroque y otro rábano, de tamaño normal.
Pero, si se veía precioso en la primera foto, mucho más bonito- y sabroso- estaba en el plato, aderezado con aceite, vinagre y sal.
Ah, algo importante, fuimos varios los comensales de este gigantesco rábano.
1 comentario:
A eso le llamo yo un rábano,jajajaja
que hermoso, me das una envidia pues me encantan los vegetales y recuerdo con cariño el organoponico del politécnico de economía..bueno el de tu patio jajaja... un beso ana
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