Mi querido rincón de Las Tunas corrió mucho peligro este fin de semana. Con ella, el resto de las ciudades, los poblados y las zonas rurales del territorio oriental del país. El huracán Paloma amenazaba con una fuerza descomunal y el pueblo todo se preparaba para lo peor.
Asegurábamos ventanas y puertas, protegíamos bienes personales y estatales, guardábamos agua potable y adoptábamos otras medidas.
Y, al igual que sucedió con el huracán Ike, hace dos meses, también hicimos gala de una extraordinaria solidaridad y un ejemplo es que aquí y allá, varias familias se reunieron para pasar otra aciaga noche.
Afortunadamente, Paloma se debilitó cuando tocó tierra por el municipio camagüeyano de Santa Cruz del Sur y los daños fueron menores que los que imaginábamos.
De todas formas, la situación en la isla es difícil porque delante de Paloma pasaron los huracanes Gustav y Ike. Recuperarnos de estos tres fenómenos implicará invertir extraordinarias sumas de dinero.
En las Tunas, la mayor parte de los efectos negativos se concentran en los municipios del sur, sobre todo en Amancio. El poblado costero de Guayabal amaneció con escenas desgarradoras. Mas, ni un muerto hubo en ese territorio.
Esto es prueba de nuestra organización y del sentido de responsabilidad porque ya fuimos muy lastimados por Ike.
Ahora seguirán días de esfuerzo desmedido en pos de la recuperación total, de la cual no tengo ninguna duda.
Y ojalá no haya otros huracanes por nuestras cercanías, en lo que nos resta de temporada ciclónica.
1 comentario:
gracias a dios no paso nada pero muestra una vez mas cuan preparado esta el pueblo y doy gracias de que toda la familia esta bien.
Saludos para ti Yeni y todos los tuneros regados por el mundo que visiten tu blog
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