Como este cerdo, en Las Tunas hay muchos, casi todos viviendo sus últimas horas pues servirán de cena durante los festejos de fin y comienzo de años.
El nuestro se quiere pasar de listo y, para resultar gracioso, decidió dormir dentro del comedero.
Mis hijos quisieron eternizar la imagen y decidí hacerlo rápido pues el tiempo pasa y de la púa a este animal no lo salva ni el médico chino, como decimos por acá.
Seguramente mañana lo volveré a retratar; pero, dorado y crujiente, listo para deleitarnos en la última noche de un año muy provechoso para toda la familia.
Esperamos que el 2010 nos depare unidad, armonía, éxitos estudiantiles y laborales y, sobre todo, mucha salud.
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