¿Cuántas añoranzas trae la modesta calle Colón, de la ciudad de Las Tunas, a quienes ya no viven en nuestra tierra?
Muchos. Y numerosos son también los recuerdos que se agolpan en la mente de los tuneros que tenemos 30 ó más años de vida.
Indudablemente, ya esa vía no es la de calendarios atrás; pero, conserva la magia de sus casas antiguas, su estrechez y la satisfacción de ser una de las más importantes de la capital de la provincia de Las Tunas, 690 kilómetros al este de La Habana.
Antes, hace varias décadas, acogía numerosos comercios, almacenes y otros negocios particulares y, por tanto, tenía una vida social muy activa.
Pasó el tiempo y su función más allá de la residencial se concretó al taller de radio, donde hoy se restauran zapatos; el mercado paralelo La Diana que ahora acoge una panadería; la tienda La Reforma, que dio paso al Piano Bar, y otras entidades.
También se le recuerda por aquellas excelentes técnicas comerciales de finales de los años 80 del pasado siglo, cuando las mañanas de sábado se alegraban con los carritos de mercancías, el pregón de las vendedoras y el ir y venir de los clientes.
Hoy la calle Colón es distinta, ya no hay grandes árboles y, por ende, no hay sombras que inviten a caminar; pero, está la Casa Iberoamericana de la Décima, esta emisora Radio Victoria, el área recreativa de La Pérgola, la sede de la Corporación CIMEX y la eterna librería Fulgencio Oroz. Además, el gimnasio de boxeo y la esquina con la calle Ramón Ortuño, en la que cada mañana nos esperan varios floristas con ramos de inigualables colores y olores.
En su primera cuadra, escoltando al Parque Vicente García, la Colón palpita en miles de personas que cada día acuden a la Casa de Cambio, la tienda El Sportman, el hotel Cádillac o la Cafetería que dejó de ser La Holguinera para adoptar el apellido del descubridor de América.
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