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Licenciada en Periodismo por la Universidad de Oriente en Santiago de Cuba, en el año 1994, y Máster en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de La Habana, en el año 2009. Esta es una página personal, dedicada a mi querida ciudad de Las Tunas, en Cuba, y con las puertas abiertas a otros sitios de la provincia, que lleva igual nombre. Espero que sigamos compartiendo imágenes, historias, anécdotas y proyectos de la tierra que nos vio nacer o que nos acogió como hijos propios. Ah, ahí les dejo varias fotografías de los 8 municipios tuneros.

miércoles, 4 de junio de 2014

La luz que desprende Lisandra, joven manatiense en Caracas



Caracas (Venezuela).-  Una joven del municipio de Manatí, en la provincia de Las Tunas, trabaja actualmente en esta ciudad, donde enseña las técnicas que dominaba en Cuba y, a la vez, aprende cosas nuevas para luego enseñar a sus niños del centro escolar Orlando Canal Santos.
Ella es alegre, y muy risueña, y de su andar y hablar se desprende una luz que ilumina a los demás y que ella misma aprovecha para dar colores a lo que toca, especialmente a los lienzos vírgenes que convierte en preciosos cuadros.
Así la conocí hace pocos días en Caracas, como parte de una exposición de artes plásticas que celebraba el sexto aniversario del nacimiento de la misión Cultura Corazón Adentro, un proyecto social creado el 26 de abril de 2008 por el Comandante Hugo Chávez y que se centró en el rescate de la diversidad cultural en todo el territorio venezolano y de las tradiciones ancestrales que marcan las costumbres y la idiosincrasia de pequeños pueblos o grandes ciudades.
Lisandra Rivero Machado es una joven colaboradora que camina por las calles de la capital venezolana extrañando a su terruño, aunque a cada paso ratifica el compromiso que la trajo a miles de kilómetros de su hogar.
Apenas lleva cuatro meses en el territorio bolivariano y sabe que aún le falta mucho por hacer. Por eso se crece ante la nostalgia que a veces la ronda, como una compañera silenciosa y ríe sin prisas cuando le pregunto en qué piensa durante las noches.
“Esa pregunta es un poco difícil porque todos los días se extraña.  Y aparte de eso, yo digo que tengo un día al mes para tirarme en una cama y llorar porque extraño mucho a mi Cuba, a Las Tunas, a Manatí…”
Casi sin detenerse contó una anécdota que le sucedió a los cuatro días de llegar a Venezuela.
“Cuando desperté y abrí los ojos no reconocí el lugar en el que estaba y pasé como cinco minutos mirándolo todo porque creía que estaba en mi casa y no, estaba en Caracas”.
Aunque hay similitudes, también existen diferencias entre el trabajo que realiza un instructor de arte en Cuba con las acciones que desarrolla en Venezuela y así lo ve esta joven.
“La misión cultural es una gran escuela, sobre todo en lo que es el trabajo directo con la comunidad porque en nuestro país los instructores trabajamos en las escuelas y en las comunidades; pero, aquí trabajamos directamente en la comunidad.  Es un trabajo fuerte, un trabajo que necesita dedicación, que lleva tiempo, que hay que ponerle mucho amor y hay que tener paciencia y comprensión.  Y amar lo que uno hace, sobre todo eso para poder tener buenos resultados.  Pero, se aprende mucho de la comunidad, de las personas, de sus costumbres, de las tradiciones venezolanas. Es algo muy lindo y muy importante”.
Cuando Lisandra llegue a Manatí tendrá muchas cosas que contar y enseñar a sus niños.
“Yo digo que con este tipo de misión se produce una transculturación. O sea, de Cuba traemos a Venezuela y de Venezuela llevamos a Cuba.  Cuando yo llegue puedo aplicar diferentes tipos de trabajos manuales que se hacen aquí, quizás hacer un círculo de interés para que los niños conozcan más las tradiciones venezolanas, cómo es que se trabaja aquí por el calendario festivo, porque es un país muy religioso, así que es algo importante y algo que podrían conocer”.
Precisamente como los niños son sus principales destinatarios, en Venezuela, ha encontrado a muchos; pero, desarrolla una particular relación con dos hermanitas.
“Ellas trabajan conmigo en un infocentro. Son niñas muy autodidactas y les gusta hacer las cosas por ellas mismas.  Estoy trabajando una técnica que se llama papel maché y no la conocían.  Se encantan con eso.  Investigan, hacen cosas… Yo les enseño una técnica en el taller y cuando llego al otro encuentro ya me traen algo hecho de su casa, por sus propias manos, así que es muy bueno todo”.
En Caracas o en Manatí, Lisandra Rivero Machado se siente útil y dispuesta a aprender tanto como lo que enseña. 
Esta joven llegó a Venezuela hace apenas cuatro meses y ya acumula una bonita experiencia que amplía cada día con la cotidianeidad de sus acciones, las que espera multiplicar hasta el fin de su colaboración como parte de la misión Cultura Corazón Adentro y de manera especial como artista de la plástica.
Precisamente ya cautivó al público venezolano con un cuadro con la técnica de pincel seco sobre lienzo, que lleva por título Yo Frida, a partir de la relación que establece entre la obra de la pintora mexicana Frida Khalo, relacionado con la maternidad.
Y, de seguro, tendrá otras lindas experiencias.

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