Foto: Tomada de internet
Caracas (Venezuela).- En casi todos los pueblos, y en las grandes ciudades, existen personas que se distinguen
de los demás por su vestir o por su comportamiento. Ambas cosas coinciden en un residente en la capital
venezolana, un hombre especial que despierta el interés de quienes lo ven casi
siempre en actos y concentraciones populares.
Aquí, y en muchas otras partes de la
nación bolivariana, todos lo conocen. Se
llama Humberto López; pero ese nombre común le queda pequeño, ante la
inmensidad de sus pensamientos, conducta y apariencia física.
Vive en un lugar humilde de la
preciosa capital venezolana y se autoproclama como un luchador de izquierda,
como un amante del progreso y de la virtud.
Su vestuario y su mirada son ya un
símbolo porque Humberto López actúa y piensa como el hombre al que representa, Ernesto Che Guevara.
“¿Por qué el Che Guevara? Porque es
el creador de la figura del hombre nuevo.
Porque de una u otra manera le dio al mundo, y a la humanidad el modelo
de un hombre que actuara por instintos morales y no por dinero”.
Con la mirada en alto, y con voz
firme y convencida, este venezolano afirma que ama al Che. Lo dice y lo demuestra con sus ropas y su
seriedad. Incluso, hasta con el tabaco
que siempre lleva en sus labios. También
proclama que comparte esa admiración con el líder de la Revolución Bolivariana,
que ya no está; pero sigue junto al pueblo.
“Yo creo más en el socialismo, en el
comunismo y en la manera de hacer Revolución de Ernesto Guevara, y, por
supuesto, en los métodos y la línea de gobierno que estableció el Comandante Hugo Chávez”.
Es que, aunque ha transcurrido casi un año desde la muerte
del líder venezolano, para Humberto López, la patria se sustenta en el legado
que dejó a toda la población, especialmente a las más jóvenes generaciones.
“A veces uno dice, como decía el
mismo Che, que en ocasiones sobran las palabras. ¿Si hay sol por qué tengo los pelos
engrifados? Es un momento difícil, de
Patria sin el Comandante Chávez. No está
físicamente; pero, lo tenemos en el
corazón, en el amor, en el accionar, en los colectivos, en el pueblo, en las
necesidades, en la esperanza de ese pueblo que siempre quiso tener
oportunidades de muchas cosas. Yo tengo
55 años, más de los que tenía el Che cuando el imperialismo nos lo mató
vilmente allá en Bolivia,
y recuerdo cómo vivíamos.
Y ahora, no teniendo al líder de ese
proceso revolucionario, aprendemos de su legado y seguimos buscando a
Chávez. Y el ejemplo de ese Chávez
también está en el camarada Fidel Castro Ruz, con
todo respeto. Le agradecemos que hasta
el último momento estuviera con nuestro
máximo líder, dándole aliento y de una u otra manera aconsejándole cómo se vive
en socialismo. Pensar hoy en la patria
es mantener la convicción revolucionaria de Chávez”.
Adorado por unos e ignorado por
otros, Humberto López vive convencido de la grandeza de varios líderes
latinoamericanos, especialmente por el argentino cubano que hizo del
internacionalismo su motivo de vida.
“Hermanos, sigamos el legado de
Ernesto Guevara; pero, de corazón”.
El Che venezolano, usa bigote y
barba y luce con orgullo una boina en la que brilla una estrella
solitaria. Viste ropas de color rojo,
negro o verde olivo y su cabellera vuela al compás del viento mientras maneja
su impresionante moto, a la que llama La Poderosa II, como homenaje a aquella
en la que el Guerrillero Heroico viajó por una parte de nuestro continente.
Se sabe observado por muchas
personas en las calles de Caracas y disfruta que lo miren y lo reconozcan como
seguidor de los ideales y principios de uno de los hombres más grandes que ha
parido Latinoamérica.
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