Foto: Yaimí Ravelo
Impresionante resulta para todos los
que lo transitan por el puente de Maracaibo o General Rafael Urdaneta, como se
llama oficialmente, y que luce en la distancia como un arcoíris gris que une
las dos orillas de la parte sur del estrecho de Maracaibo.
Esa importante vía tiene casi 52
años, desde el lejano 24 de agosto de 1962, cuando el entonces presidente de
Venezuela, Rómulo Betancourt, lo inauguró como el más largo de su tipo y una de
las mayores estructuras de hormigón armado construidas en todo el mundo.
Ha pasado mucho tiempo y los ocho
mil 678 metros de esa ruta se mantienen como un ejemplo de la arquitectura
venezolana y especialmente de los proyectistas y ejecutores que diseñaron e hicieron
realidad esta maravilla.
Se
mantiene incólume al paso del tiempo, a pesar de la lamentable caída de más de
259 metros del puente. Ocurrió el 6 de
abril de 1964, casi a la medianoche, cuando el tanquero Esso Maracaibo se estrelló contra una de sus plataformas.
Cargada con 236 mil barriles de petróleo,
la nave perdió el control debido a una falla eléctrica en su cuarto de máquinas
y con el tramo de la vía cuatro vehículos cayeron al agua y se perdieron siete
vidas humanas.
Ahora se construye un nuevo puente
sobre el Lago de Maracaibo. Ya comenzó la ejecución de las fundaciones marítimas o pilotaje
y en sus 11 mil 800 metros tendrá seis canales vehiculares y vías ferroviarias.
Las autoridades venezolanas prevén su inauguración en el año 2018.
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