¿Quién soy?

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Licenciada en Periodismo por la Universidad de Oriente en Santiago de Cuba, en el año 1994, y Máster en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de La Habana, en el año 2009. Esta es una página personal, dedicada a mi querida ciudad de Las Tunas, en Cuba, y con las puertas abiertas a otros sitios de la provincia, que lleva igual nombre. Espero que sigamos compartiendo imágenes, historias, anécdotas y proyectos de la tierra que nos vio nacer o que nos acogió como hijos propios. Ah, ahí les dejo varias fotografías de los 8 municipios tuneros.

sábado, 31 de agosto de 2013

Lo bello y atractivo de los páramos merideños



Fotos: Yaimí Ravelo Rojas
Mérida (Venezuela).-  A este país sudamericano la naturaleza le regaló preciosos parajes, con grandes ríos, desiertos, valles, montañas, volcanes, llanuras y playas que hacen las delicias de quienes los pueden ver con sus ojos y de los que reciben esas imágenes a través de la televisión o la fotografía. 


En la Cordillera de los Andes está uno de esos sitios, atractivo, emocionante y admirado por todo el que llega; incluso, recordado por el que se va.
Los páramos merideños son una tentación para toda persona que se precie de excursionista, viajera, exploradora o, sencillamente curiosa.  Llegar hasta ellos es muy difícil desde casi todos los rincones de esta maravillosa nación porque son una gran extensión de elevaciones, surcadas por empinadas y sinuosas carreteras.
Sin embargo, muchos viajan hasta esos sitios, ubicados entre los estados de Táchira y Mérida y entre Mérida y Trujillo.  Y especialmente visitan el Pico del Águila o Collado del Cóndor, el punto carretero más alto del país, con cuatro mil 118 metros sobre el nivel del mar y muy bajas temperaturas.
Hasta aquí llegué en una jornada alegre por los descubrimientos, y decidida a permanecer sin abrigo a cinco grados Celsius aunque el frío cortara mi epidermis y lastimara mi sensibilidad.  Mientras disfrutaba esa sensación nunca antes vivida, observaba detenidamente cada detalle de las oscuras montañas, huérfanas de vegetación y azotadas por la brisa del lugar.
Casi tocando el cielo se levanta un monumento erigido el 19 de diciembre de 1927, en honor al Libertador Simón Bolívar, como recuerdo a la gesta emancipadora de los patriotas venezolanos de 1813, durante su paso por los agrestes Andes.
En lo más alto bate sus alas un gran cóndor, y en sus alrededores se fotografían los paseantes para eternizar las emociones del viaje, con la piel erizada y las manos temblorosas por el frío y con los ojos llenos de un paisaje inigualable, muy difícil de apreciar en otra parte del mundo.
Vendedores de alimentos, bufandas, guantes y gorros marcan la diferencia entre los viajeros y los residentes en las comunidades cercanas, a la vez que un grupo de niños ríe, canta y juega entre las heridas de la montaña para romper el silencio y hacer más bellos los páramos merideños.