¿Quién soy?

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Licenciada en Periodismo por la Universidad de Oriente en Santiago de Cuba, en el año 1994, y Máster en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de La Habana, en el año 2009. Esta es una página personal, dedicada a mi querida ciudad de Las Tunas, en Cuba, y con las puertas abiertas a otros sitios de la provincia, que lleva igual nombre. Espero que sigamos compartiendo imágenes, historias, anécdotas y proyectos de la tierra que nos vio nacer o que nos acogió como hijos propios. Ah, ahí les dejo varias fotografías de los 8 municipios tuneros.

domingo, 24 de febrero de 2013

Una valiosa joya de la ciudad de Las Tunas



De tan sencillo que es, en ocasiones los residentes en esta ciudad y muchos de los que nos visitan a diario no valoramos la grandeza del tren urbano que desde hace más de dos décadas recorre una buena parte de nuestra geografía.
Un día, y el otro, y el otro, poco después de las 6.00 de la mañana, desde varios repartos de esta cabecera provincial de Las Tunas se encuentran personas que caminan presurosas hacia las paradas de ese medio de transporte pequeño y sencillo, que traslada cada jornada a cientos de tuneros hasta disímiles puntos de esta urbe.
Un inconfundible y alto silbido alerta de su cercano paso y con paciencia y cortesía su conductor espera que suban todos los viajeros para continuar la travesía que surca la ciudad desde la Terminal de Ómnibus Nacionales, pasando por la Estación de Ferrocarriles, hasta los alrededores del Jardín Botánico, Parque de Diversiones, el zoológico y el motel El Cornito, donde vivió el destacado poeta Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, el Cucalambé.
De un extremo al otro distan 12 kilómetros y en ese tramo se benefician residentes en El Cornito, La Caldosa y varios repartos como Santo Domingo y Finlay, además de pasar cerca de numerosas instituciones de la salud como los hospitales Ernesto Guevara de la Serna y el pediátrico Mártires de Las Tunas.
Mientras el tren va de un lado a otro, varios niños escuchan su pito y en la intimidad del hogar o en las aulas de sus escuelas sueñan e imaginan uno de esos equipos de gran tamaño y un sinfín de coches que vuelan alegres sobre los rieles.
Pero, el tunero es pequeño.  En él apenas caben 90 personas sentadas y de pie, lo que es suficiente para quienes recorren parte o la totalidad de su trayecto, en 11 viajes en cada jornada.
El trencito, como le decimos los tuneros, adorna esta ciudad desde hace 21 años y en ese período ha tenido roturas y le han faltado piezas; sin embargo, se impone el talento de los mecánicos y conductores para volverlo a poner en funcionamiento.
Durante todo ese tiempo ha transportado a unos cinco millones de pasajeros por lo que su utilidad está más que demostrada, a la vez que guarda una profunda relación sentimental con los que aquí habitamos pues es el único de su tipo que aún funciona en una provincia cubana.
En Camagüey, Guantánamo y Holguín, sus trenes urbanos son arrastrados por locomotoras; pero, el nuestro es automotor, más parecido a los carahatas.
Así de sencillo se pasea por la ciudad de Las Tunas, cargado de pueblo y sirviendo a un numeroso grupo de personas que lo prefieren porque en los trenes también corre la magia del chirrido de las ruedas sobre los rieles.

viernes, 8 de febrero de 2013

Exhiben amplia colección de plantas hidrófitas en Jardín Botánico de Las Tunas



Del Jardín Botánico de Las Tunas hay mucho que decir, indudablemente.  
Hace pocos días lo visité una vez más y supe de su amplia colección de plantas acuáticas, con gran valor ornamental, en la que sobresalen algunas variedades autóctonas de Cuba, además de una mayoría oriunda de otras zonas geográficas como nenúfares, lotos, pinitos de agua y elodeas.
Según Waldo Bonet Mayedo, director de la institución, en el centro se contabilizan 36 especies que crecen en áreas de estanques y peceras, además de las que viven y se reproducen en una extensión de la presa El Cornito, conocida como Lago del Amor por la belleza y el romanticismo que emana de la muestra.
Precisó el especialista que en la provincia de Las Tunas se han incrementado las poblaciones de las también llamadas plantas hidrófitas porque se respetan sus condiciones naturales y se controlan sus principales parámetros como temperatura del agua, iluminación y densidad poblacional.
Por eso, desde el Jardín Botánico también se asesora a representantes de otros organismos, en aras de proteger los ríos, canales, estanques y las presas del territorio porque el aumento de los ejemplares puede resultar perjudicial para las faenas pesqueras, además de dificultar el salvamento, en caso de accidentes y contaminar el agua por materias orgánicas en descomposición.
Sin embargo- acotó Bonet Mayedo- son notables los beneficios de las plantas acuáticas, semiacuáticas y sumergidas pues ayudan a controlar las algas, absorben los minerales y oxigenan su entorno, lo que resulta muy beneficioso para los peces y anfibios, a la vez que algunas variedades generan alimento para las aves migratorias.
Además de su valor estético, varias especies como los pinitos de agua y los nenúfares son importantes en sus ambientes naturales porque constituyen un lugar de puesta y posterior refugio para los alevines y peces pequeños y otras, como el jacinto de agua, se emplean para favorecer la reproducción de crustáceos.
Importantes resultan también las plantas hidrófitas para la creación de artesanías y la decoración de peceras por lo que adquieren singular valor para los integrantes del Club de Acuariofilia, especialmente para su presidente Erik Pérez Báez, quien reprodujo en su hogar varios ejemplares de la Talia angustifolia, en peligro de extinción.
Pero lo más importante para los especialistas de la institución científica tunera es incrementar la cultura ambientalista y de conservación del entorno y los ecosistemas en toda la población, fundamentalmente los niños y jóvenes que visitan el lugar mediante visitas personales o colectivas organizadas por las escuelas.

Cabaniguán, el humedal de mayor valor ecológico en Las Tunas



En la parte sur de la provincia de Las Tunasla sabia naturaleza diseñó un precioso sitio que forma parte del humedal de Biramas, en el Delta del Cauto, el segundo de mayor importancia en Cuba. 
Ya he estado allí en varias oportunidades y siempre me sorprende su maravillosa existencia, escondida en un pedacito de nuestra geografía y visible solo para los valientes que desafían un difícil y extenso camino desde el núcleo urbano del municipio de Jobabo hasta Zabalo.
Monte Cabaniguán es un destino de pocos y un anhelo de muchos por las bellezas naturales que atesora y que lo convierten en imprescindible para la conservación del entorno.

Del lugar sobresalen numerosas especies de la flora y entre ellas destaca el mangle, fuerte y firme, que rompe el impacto de las olas a pesar de lo débil del terreno en el que se sustentan sus raíces; y también allá abundan los palmares, de tronco fino y recto, erguidos y atentos al sol, el viento y las aves que vuelan en lo alto.

Precisamente esos animales son otras de las riquezas del lugar, donde viven con seguridad diferentes tipos de cateyes, cotorras, cernícalos y sijúes, además de los cocodrilos Acutus americano, cuyo mayor reservorio en cautiverio del mundo está ahí.
Aunque tiene bosques y sabanas, una amplia parte de su extensión está compuesta por suelos cenagosos que llegan hasta el mar, en los que viven flamencos, zarapicos, pelícanos, cocos, garzas, sevillas, corúas y otros pájaros acuáticos que anidan en la inmensidad de los manglares, bajo los fuertes rayos del sol y con el ruido musical del suave oleaje de la costa y los esteros.
Desde hace varios años, esta es una de las áreas protegidas del territorio tunero y sede de numerosos proyectos investigativos y de mejoras medioambientales que garantizarán la supervivencia de diferentes especies, muchas de las cuales están amenazadas o en peligro de extinción, como es el caso de los carpinteros verde, churroso y jabao.
Es un lugar precioso, que invita a soñar despiertos, a amar sin límites y a proteger las más de 14 mil hectáreas de bosques, sabanas, manglares y humedales que posee, a la vez que ofrece seguridad porque allí el futuro está garantizado.
Bien lo saben los niños de la comunidad de Zabalo, para quienes no existen tirapiedras.  Ellos aprenden desde pequeños a sembrar palmas, observar los nidos de pájaros carpinteros, a diferenciar el canto del catey y la cotorra, a distinguir un garzón de una marbella…
En fin, aprenden a ver crecer la vida con la alegría que regalan los animales, las plantas, el sol, las olas, el viento y los demás factores que hacen de Monte Cabaniguán una garantía para el porvenir.