¿Quién soy?

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Licenciada en Periodismo por la Universidad de Oriente en Santiago de Cuba, en el año 1994, y Máster en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de La Habana, en el año 2009. Esta es una página personal, dedicada a mi querida ciudad de Las Tunas, en Cuba, y con las puertas abiertas a otros sitios de la provincia, que lleva igual nombre. Espero que sigamos compartiendo imágenes, historias, anécdotas y proyectos de la tierra que nos vio nacer o que nos acogió como hijos propios. Ah, ahí les dejo varias fotografías de los 8 municipios tuneros.

domingo, 15 de julio de 2012

Mis alegrías y tristezas de este sábado

El de ayer sábado fue uno de mis días felices.  Feliz porque estuve en la playa- que me encanta-con toda mi familia.  Los niños se portaron muy bien y el agua estaba sabrosa, calentada sencillamente por los pocos rayos del sol que dejaban escapar las abundantes nubes.
Pero, fue feliz hasta las cuatro de la tarde.  A esa hora emprendimos el regreso bajo un fuerte aguacero.  
Pocos minutos después, antes de llegar a la comunidad de Lora, en el municipio de Jesús Menéndez, escuché gritos desgarradores y cuando miré vi a una bella vivienda, de color azul eléctrico, presa de las llamas.  
¡Cuánto dolor, Dios mío!  No sé si fue un rayo, un cortocircuito o la explosión de un fogón; pero, los gritos de esa mujer, a todas luces la dueña, me hicieron sufrir de impotencia y dolor.
Enseguida vimos al camión de los bomberos, que se abría paso a toda velocidad, y aunque aún escucho las fuertes explosiones del techo de fibrocemento, me queda el consuelo de que hayan podido salvar, al menos, la mitad de la casa.
No sé quiénes son los habitantes ni cómo terminó la historia; pero, no dejo de pensar en ellos.


Playas, ríos y piscinas, las mejores opciones para el verano


De tan esperado, creemos que el período vacacional demora mucho en llegar y, cuando ya lo protagonizamos pasa muy rápido y apenas nos alcanza el tiempo para cumplir nuestras expectativas, que van desde la solución de problemas que dejamos acumular, hasta el descanso, pasando por el necesario disfrute.
Así es con los adultos y también con los niños, para quienes cada amanecer de verano trae nuevas sorpresas y al anochecer viven el cansancio de un buen día.
Se trata de excelentes jornadas que, aunque calurosas, pueden llegar con un rato en la televisión, la lectura de un interesante libro, visitas a restaurantes o juegos con los amigos del barrio; pero, casi siempre se valoran con viajes a playas, piscinas y ríos.
               Las playas de los municipios del norte son la mejor opción para los tuneros en este verano. (Yenima Díaz)
Aunque hay otros modos de diversión para hacer realidad el anhelado regocijo de las vacaciones, en los hogares, se organizan con exactitud los días en los que las trusas y los shores se combinan con agua y sol, una mezcla perfecta que gusta a muchos de nosotros.
Son instantes inolvidables para todos pues la mayoría de las veces implica un buen madrugón, la posibilidad de compartir junto a la familia y los amigos y un largo viaje hasta la costa norte de la provincia de Las Tunas, a 690 kilómetros al este de La Habana.
Ir a esos esos lugares mágicos y, sin lugar a dudas, atractivos, se hace posible en el territorio tunero, donde existe una veintena de playas, seis instalaciones de campismo popular, más de 30 pequeños ríos y varias piscinas en hoteles y moteles de diversos organismos que premian a los obreros destacados con una estancia allí.
En las piscinas, el disfrute también es grande para niños, jóvenes y adultos. (Yenima Díaz)
De modo general, todos los trabajadores tienen días de descanso en el período estival y al reincorporarse a sus colectivos siempre alguien hace la pregunta  de rutina sobre cómo estuvieron las vacaciones.
Igual pasa con los estudiantes cuando comienza el curso escolar.  Entonces, la respuesta se asocia a esos días inolvidables de playas, ríos y piscinas.  Fueron buenos si los vivimos aunque sea en una oportunidad durante todo el verano.
Como el período vacacional todavía es joven, quedan muchas alegrías por disfrutar y, de seguro, serán temas de conversación cuando el almanaque imponga el regreso a las actividades cotidianas.
Los ríos acaparan la presencia de muchos tuneros que además de agua buscan la frescura de los árboles que crecen en los alrededores. (Raúl Estrada)
Por tanto, solo resta alistar los viajes con alegría y prudencia, con optimismo y satisfacción, para que sean verdaderamente inolvidables, como deseamos durante casi todo el año.

Omaja, poblado donde se construyen historias de amor


El poblado de Omaja, en el municipio de Majibacoa,  guarda sobre su extensión una hermosa historia de amor a los orígenes de cubanos y norteamericanos, que se fundió en el crecimiento de la comarca y en la calidad de la gente que vive en el lugar. 
Sus calles son como otras que existen en la provincia de Las Tunas, a 690 kilómetros al este de La Habana.  Pero, a ellas las distingue un halo misterioso y provocador, que no entiende del paso del tiempo y nos lleva a un siglo atrás, cuando era un poblado joven y próspero.
Su historia se extiende más allá en los almanaques hasta el 16 de octubre de 1906, cuando se fundó en una zona casi virgen, cubierta de grandes bosques de maderas preciosas, y atravesada, como una cicatriz, por el ferrocarril central.
Era un lugar bueno para establecerse, a juicio de un grupo de emigrantes estadounidenses que llegaron y vivieron en cómodas casas de madera de dos pisos, que hicieron ellos mismos  y que causaban admiración en todos los que las veían.
Hoy quedan las huellas de sus costumbres y también emergen hasta la actualidad cuando quienes viajan de Oriente a Occidente, y viceversa, observan la estación ferroviaria que se construyó en lo que inicialmente fue un apeadero.
Caminar por Omaja y recorrer sus espacios públicos es volver a vivir aquellas noches en las que los norteamericanos ponían, muy cerca del andén, un cartel con el nombre de Omaha, importante centro industrial del estado de Nebraska.
El día siguiente los cubanos reponían el letrero de Majibacoa, nombre de la finca original, que remite a anécdotas vividas por los aborígenes que abundaban en esa zona antes de la llegada de los colonizadores españoles.
Cada jornada era una sorpresa para los viandantes hasta que, por mutuo acuerdo, cubanos y norteamericanos bautizaron al lugar como Omaja, con jota en vez de la hache intermedia del Omaha de Nebraska. 
Hoy el poblado se mantiene bonito, limpio y orgulloso de sus escuelas, cine, casa de la cultura, instituciones de la salud y Cooperativas de Créditos y Servicios, como la Mártires de Omaja, con excelentes resultados en la ganadería.
Recorrerlo es soñar con las típicas calles que se ven en las películas del oeste, polvorientas y silenciosas, con la diferencia de que éstas no están vacías, sino que por ellas se mueven miles de personas que, todavía hoy, construyen historias de amor.