¿Quién soy?

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Licenciada en Periodismo por la Universidad de Oriente en Santiago de Cuba, en el año 1994, y Máster en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de La Habana, en el año 2009. Esta es una página personal, dedicada a mi querida ciudad de Las Tunas, en Cuba, y con las puertas abiertas a otros sitios de la provincia, que lleva igual nombre. Espero que sigamos compartiendo imágenes, historias, anécdotas y proyectos de la tierra que nos vio nacer o que nos acogió como hijos propios. Ah, ahí les dejo varias fotografías de los 8 municipios tuneros.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Parece que fue ayer



Caracas.- Parece que fue ayer que llegué a esta ciudad de luces y grandes rascacielos, de millones de autos y motos que adornan el pavimento y lastiman los oídos; en cambio, ya han transcurrido más de cinco meses desde el momento sublime en que mis ojos avistaron, por primera vez, los cerros de la capital venezolana.
Ese ha sido un tiempo de nostalgias y añoranzas; pero, de crecimiento espiritual y, sobre todo profesional y humano, pues a cada paso se encuentran historias de los colaboradores cubanos que, como yo, dejaron detrás a sus niños, padres, amores y hermanos para ayudar, con su labor a que la vida sea más linda para millones de personas.

De ellos y junto a ellos aprendo con sistematicidad.  También de los venezolanos, quienes se nos parecen en muchas cosas como la música, la pasión por el béisbol, los chistes y los gestos. 

Cada día es uno más y, a la vez, uno menos.  Por eso aprovecho cada jornada para, en mis ratos libres, apreciar, desde la altura de este apartamento, la belleza de Caracas y soñar con mi Cuba, que se crece inmensamente en Venezuela.


Colonia Tovar, Alemania y Venezuela unidas en un bello sitio



Escuche AQUI el audio de la crónica.
 
Aragua (Venezuela).-  Turistas de todas partes del mundo llegan a la República Bolivariana de Venezuela y recorren su preciosa geografía, reunida en desiertos, selvas, nieve y volcán, como genialmente expresa la canción Venezuela, de los compositores españoles Pablo Herrero y José Luis Armenteros.
Así es en un paradisíaco lugar, conocido como Colonia Tovar, en el estado de Aragua, donde el clima, las flores y el dulce sabor de las frutas que se cultivan allá superan la atracción que siente cualquier persona cuando aprecia las hermosas imágenes gráficas de ese sitio.
Tentada estaba por conocer esos parajes y la ocasión llegó de imprevisto, cuando me propusieron visitar a los colaboradores cubanos que en materia de salud y deportes ayudan a los residentes en la zona, descendientes en su mayoría de un grupo de campesinos alemanes que se asentó en esas montañas en el año 1843.
Ubicada a unos mil 800 metros sobre el nivel del mar y conocido por ser un pedacito de Alemania en Latinoamérica, esa comarca tiene un acceso difícil e impresionante para quien no está acostumbrado a transitar por carreteras montañosas, estrechas y rodeadas de barrancos y acantilados.
Desde ellas se ven los carros y las casas como minúsculas piezas de juguete; al extremo de que los cubanos que me acompañaban aseguraron que nuestra imponente vía de La Farola, en la oriental provincia de Guantánamo, era insignificante en lo que a peligro y alturas se refiere.
Y también se aprecian, a lo cerca y a lo lejos, cuales semillas dispersas en todo el campo visual, muchos techos rojos de construcciones típicas del siglo XIX, en la región alemana de Baden, en la orilla oriental del río Rin.
De allá vinieron a ese pedacito del territorio venezolano muchos hombres, mujeres y niños, atraídos por una empresa colonizadora que luego de preparar las condiciones elementales trajo a los primeros habitantes de la colonia.
Primero se esforzaron en producir café, aunque luego se dedicaron a las legumbres y frutas, de manera especial a las fresas, los duraznos, las papas, los higos, las moras, y otros cultivos típicos de climas fríos.
Inicialmente se declararon una comunidad cerrada y no permitían el acceso de personas ajenas ni las relaciones con los nacionales.  Pero, pasó el tiempo y las lógicas circunstancias obligaron que ese municipio del estado de Aragua, abriera sus límites sentimentales y luego los físicos. 
El impacto mayor en los visitantes se inició en 1960, cuando comenzó su explotación turística.  Desde entonces es común ver a cientos de personas caminando por los senderos campestres, degustando suculentos alimentos en los bares y restaurantes, como las excelentes salchichas, o comprando hermosas piezas de la artesanía local.
Quienes residen actualmente en el lugar mantienen las tradiciones elementales de sus antepasados como el vestuario, los bailes, las costumbres y los alimentos típicos; y desarrollan la mayoría de sus actividades cotidianas en las mañanas pues casi todas las tardes son grises, frías y lluviosas.
Esas personas son, en su mayoría, rubios, de ojos azules y verdes, y muchos de ellos, aunque corresponden a las tercera y cuarta generaciones de los fundadores de la comunidad, hablan el alemán como segundo idioma. 
Y una cantidad significativa de sus habitantes son pacientes de los médicos cubanos radicados en el lugar, como un colombiano que luego de recuperar su salud decidió donar cada mes algunos alimentos para enriquecer la dieta de dichos profesionales, o como el señor Juan que lleva todos los días un termo de café a los rehabilitadores que devolvieron los pasos a su esposa.
Hablando de geografía, solidaridad, belleza, identidad y nostalgia con mis acompañantes y, como por casualidades del destino, encontré en ese sitio paradisíaco muchas plantas de mariposa blanca, la flor que no es nativa de Cuba pero se convirtió en símbolo nacional desde el 13 de octubre de 1936.
Junto al olor de una espiga llegó el recuerdo por la Patria y sin pensarlo dos veces aseguré que la Colonia Tovar es, además de alemana y venezolana, un poquito cubana también.

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