Foto: Reynaldo López Peña
Con sus seis mil 592 kilómetros
cuadrados, Las Tunas es una de las
siete provincias del país con cinco ciudades o más. Dicho así, cualquiera se sorprende porque la
mayoría de los que residen en el territorio se acostumbró a autovalorarse como una
Cenicienta, abandonada y carente
de muchos recursos.
No es para menos. Al Triunfo de la Revolución Cubana, en
1959, apenas había 58 médicos y 22 enfermeras.
Y ni hablar de altas matrículas en las escasas escuelas públicas, o de
estabilidad laboral, y mucho menos de igualdad social entre blancos y negros, ateos
y creyentes o mujeres y hombres.
Pero, en este 2016, la realidad es
diferente y anima saber que cinco de sus ocho cabeceras municipales tienen 20
mil o más habitantes, cifra que se toma en cuenta para otorgarles la categoría
de ciudades.
Son esta urbe, Puerto Padre, Amancio, Colombia y Jobabo.
Pero, también hay 13 pueblos, 245 poblados y 235 caseríos, en los que
residen unas 536 mil 800 personas.
Los tuneros tienen una tasa de
mortalidad infantil de cinco fallecidos por cada mil nacidos vivos y una
esperanza de vida al nacer de 79,8 años, gracias a los servicios de salud en
seis hospitales, diez hogares maternos y nueve de ancianos, 14 policlínicos, 94
farmacias, nueve ópticas y centros especializados en la atención a pacientes diabéticos
y nefrópatas.
Más de 80 mil 600 niños y
adolescentes cursan sus estudios en 631 escuelas, de la mano de unos 15 mil 900
maestros y profesores. Y unos ocho mil
300 educandos se forman en las dos universidades del territorio.
En la cultura también hay cambios
pues se cuenta con una amplia red de bibliotecas, museos, librerías, cines y
otras instituciones; e igual ocurre con el deporte, actividad en la que se
cosechan múltiples medallas en diferentes eventos.
Más restaurantes y cafeterías, nuevas
urbanizaciones, la Casa Insólita que es muy atractiva para cubanos y foráneos,
un Parque Temático que borró extensos marabuzales y el parque eólico que se
construye en la playa La Herradura, en el municipio
de Jesús Menéndez, son otros ejemplos.
Un centro histórico renovado en la
capital provincial, la portopadrense Villa Azul, que se embellece para cubanos
y extranjeros, y mejorías en los restantes municipios son hoy una realidad en
esta tierra que más allá de los números, sigue transformándose para bien de
todos.
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