El almanaque
marca el 26 de julio de 2017, una fecha importante para los cubanos, desde el
año 1953, cuando un grupo de jóvenes desafió a la dictadura de Fulgencio
Batista y asaltó los Cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en Santiago
de Cuba y Bayamo, respectivamente.
Para los
residentes en la provincia de Las Tunas la fecha tiene un valor extraordinario
porque también fue 26 de julio cuando visitó por última vez el territorio el Comandante
guerrillero que en vida fue tan digno como las palmas y que, después de muerto
se transformó en faro eterno.
Fidel Castro
Ruz estuvo en esta ciudad hace hoy 20 años. Su porte elegante, su estatura y el
simbolismo de su mirada se adueñaron de los alrededores de la Plaza de la Revolución
Mayor General Vicente García González.
El pueblo todo
esperaba ansioso su aparición en una tierra que se esforzaba por convertirse en
una tacita de oro, como dijo el 28 de noviembre de 1988, cuando inauguró las
instalaciones del laminador 200-T.
No habló ese
día en Las Tunas, sede del acto nacional por el aniversario 44 del hecho que
marcó el comienzo de una nueva etapa en la lucha por la independencia total de
la Patria. Sin embargo, dijo mucho más que palabras cuando levantó su puño y
saludó al pueblo que lo aplaudía ininterrumpidamente.
Su rostro
estaba alegre, firme y, desde la distancia, mostraba orgullo, esperanza, como
la satisfacción de decirles a los héroes y mártires de la gesta libertaria que
la obra estaba hecha, que la sangre no se derramó en vano, que se cumplieron
los compromisos de igualdad y de desarrollo…
La de hace dos
décadas fue su última visita a Las Tunas, al menos de manera pública y con
vida. Después regresó para siempre, el 2 de diciembre de 2016, convertido en ejemplo,
durante el paso de sus cenizas hasta la eternidad en la necrópolis de Santa Ifigenia.
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