Inmensa y misteriosa en
su estructura es la sala
polivalente Leonardo Mc Kenzie Grant, sede de importantes eventos
deportivos y artísticos, y parte del desarrollo social de la provincia de Las Tunas, a
690 kilómetros al este de La
Habana.
Inaugurada el 25 de
junio de 1988, desde entonces, la instalación embellece la geografía de la
ciudad cabecera y, al cabo de un cuarto de siglo, se mantiene en su grandeza y majestuosidad
como una de las siete maravillas de la ingeniería tunera en el siglo 20.
Esa institución honra
con su nombre a un esgrimista también grande, Leonardo Mc Kenzie,
quien vivió aquí y, lamentablemente, murió en las aguas de Barbados, cuando un cobarde
sabotaje organizado por Luis Posada Carriles
hizo explotar una nave de Cubana de
Aviación, que lo traía de vuelta a la Patria con el cuello cargado de
medallas.
Ubicada en la
intersección de las avenidas Dos de diciembre y 30 de noviembre, la obra constituyó
un estudio de factibilidad pues fue la más grande y única de su tipo en el
país. Después se hicieron las de La Habana, Sancti Spíritus
y Santiago de Cuba;
pero, ésta sirvió de patrón para las demás.
Comenzó a construirse
en el año 1982, en un proceso que duró cinco años. Para ese entonces, en los alrededores solo
había malezas, aunque en las cercanías estaba el seminternado Toma de Las Tunas
y un moderno hospital, el Ernesto Guevara, que trajo esperanzas para la región.
De su edificación
sobresalió el izaje, con gatos hidráulicos, de la estereocelosía que conforma
el techado, de seis mil 253 metros cuadrados. Esa estructura pesa 814 toneladas y descansa sobre
52 columnas a una altura de 14 metros.
La sala polivalente
tiene capacidad para tres mil 500 espectadores y hasta cinco mil cuando hay
mucha demanda por parte del público, en dependencia del evento que se realice
en ella.
También posee un área
de entrenamiento con tabloncillo y cuadrilátero, vestíbulo, cafetería, salones
de prensa y de reuniones, oficinas y un parque en la parte delantera en el que,
al atardecer, muchas parejas alimentan su amor y sus sueños, cerca de una
escultura del artista tunero Rafael
Ferrero, la cual representa a una gimnasta.
El costo de su
construcción civil fue de tres millones 494 mil 300 pesos, los que se revierten
en el hecho de que ha sido sede de importantes eventos deportivos y culturales,
entre los que sobresalen el Torneo Giraldo Córdova Cardín de 1988 y las
presentaciones del Circo Nacional de
Cuba.
Para los tuneros, la institución es
muy significativa; se le quiere y se le admira; y se sufrió por ella cuando el
huracán Ike dañó una parte de su cubierta.
Después de 25 años se mantiene para
aumentar la
grandeza de su tamaño e historia.
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