Sonia y Sulema Hernández
Silva son casi la misma persona. Su
físico es tan parecido que, en algunas ocasiones, hasta sus propios padres las
confunden. Ambas tienen el pelo negro y
largo y ríen constantemente con sus ojos achinados porque son felices de
tenerse una a la otra y de sentirse realizadas.
Por designios del destino-
vaya casualidad- ninguna pudo tener hijos y sin embargo, sienten que son madres
de cientos de niños. Desde pequeñas, las
dos dirigieron sus pasos a la educación, específicamente a la enseñanza
preescolar y hoy se muestran orgullosas y satisfechas con su elección.
Nacieron el 16 de agosto de
1974 en la provincia de Las
Tunas y aseguran que la vida premió los deseos de su madre porque siempre
quiso repetir la historia familiar, en la que hay varios casos de partos
múltiples.
Fáciles de palabras y con
numerosos gestos de cariño entre ellas, accedieron a contarme su historia,
marcada siempre por su vocación de maestras y por el afecto que se tienen.
-
¿Qué interés
despierta la educación en ustedes?
-
Sonia: “Desde muy
pequeñas, nosotras hacíamos juegos de la escuelita y nos fuimos encaminando a
la educación, siempre quisimos ser maestras.
Estudiamos, cogimos la profesión y la vamos a seguir realizando porque
nos gusta y es muy bonito enseñar, educar, ver cómo el niño aprende y se educa
con el ejemplo del maestro”.
-
Sulema: “Esta
profesión representa mucho para mí porque siempre nos inclinamos a ser
maestras. Cuando llegamos a la Escuela
Formadora de Maestros, a mi hermana le llegó la carrera de Educadora y a mí de
Inglés. Pero como somos mellizas y muy
apegadas, decidí cambiarme y así seguir juntas.
Es la labor que siempre nos ha gustado a nosotras”.
-
¿Se sienten
realizadas después de tantos años dedicados a educar?
-
Sonia: “Yo me
siento muy feliz, es lo que estudié y es lo que me gusta. Me encanta enseñar y dar ejemplos para que
los niños aprendan y se sientan bien.
Trabajé en círculos infantiles y ahora me desempeño como directora en el
hogar de niños sin amparo filial, donde me siento muy feliz porque allí se
enseña y ellos aprenden mucho”.
-
Sulema: “Comencé
como educadora y continué como maestra, lo que me encanta. Actualmente soy la directora del círculo
infantil Volodia. Me siento realizada
porque sigo con los niños, estoy con ellos y hago que las educadoras demuestren
el amor y enseñen a sus niños como si fuera yo”.
-
Cuéntenme sus
experiencias con las personas que las confunden.
-
Sonia: “En la
calle siempre hay personas que nos confunden y nos llaman por el nombre de la
otra. Hay quienes se ponen bravos porque
piensen que no tenemos la misma forma; pero, es porque no los conocemos. Como Sulema trabaja en un círculo infantil, son
muchos los padres que la conocen. También tenemos amistades comunes porque yo
parto de la educación preescolar. En
fin, siempre saludamos a todos, aunque sean amistades de la otra”.
-
Sulema: “Aparte
de la experiencia de Sonia, tenemos algunas confusiones en la propia familia. Mi mamá y mi papá todavía se confunden. A veces mi hermana está en la casa y sale y
cuando llego yo de momento, piensan que es ella. Lo que nos da es mucha gracia y nos reímos un
poco porque casi siempre se equivocan”.
-
¿Qué representa
cada una de ustedes en la otra?
-
Sonia: “Mi
hermanita representa mucho porque estuvimos unidas nueve meses en la barriga de
mi mamá y aunque tengo más hermanos no es lo mismo. Para mí ella es todo, es mi hermana, es mi
amiga, comparto todo mi dolor, mis alegrías; nos aconsejamos. Cuando hay alguna braveza lo sufro porque es
la persona en quien yo confío para todo.
Más que mi mamá, creo que es ella”.
-
Sulema: “Mi
hermana es todo para mí. Yo digo que
ella es un pedazo de mí porque como dice ella, fueron nueve meses en la barriga
y siempre estudiamos juntas. Cuando estábamos estudiando siempre dormíamos en
una sola cama porque yo no podía dormir separada. Para mí es el todo porque comparto alegrías,
tristezas y dolores. Me podré poner
brava con mis otras hermanas pero con ella no.
Yo digo que ella es como si fuera mi madre”.
Este 22 de diciembre, cuando se
celebró en toda Cuba el Día del Educador,
Sonia y Sulema Hernández Silva recibieron felicitaciones y agradecimientos de
muchos de los niños que han pasado por sus aulas.
Ellas son dos tuneras, fruto
de un parto gemelar, que hoy protagonizan una de las labores más importantes y
hermosas que hay.
Mirarlas y escucharlas apenas unos minutos bastan
para definirlas como dos mujeres que comparten rostro y profesión.
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