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Licenciada en Periodismo por la Universidad de Oriente en Santiago de Cuba, en el año 1994, y Máster en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de La Habana, en el año 2009. Esta es una página personal, dedicada a mi querida ciudad de Las Tunas, en Cuba, y con las puertas abiertas a otros sitios de la provincia, que lleva igual nombre. Espero que sigamos compartiendo imágenes, historias, anécdotas y proyectos de la tierra que nos vio nacer o que nos acogió como hijos propios. Ah, ahí les dejo varias fotografías de los 8 municipios tuneros.

viernes, 19 de abril de 2013

A 52 años, Cuba se mantiene como un eterno Girón



Abril es para Cuba un mes triste y orgulloso a la vez pues fueron muchos los contratiempos y también, mucha la dignidad de su pueblo, que siempre se supo levantar a pesar de las muertes, lesiones y pérdidas económicas que llegaron al suelo patrio procedentes del gran imperio del norte.
Desde marzo se multiplicaban los hechos terroristas como incendios de tiendas y autos, explosiones de bombas y asesinatos de milicianos.  Pero, fue a partir del 13 cuando se agudizaron. 
Ese día incendiaron la tienda por departamentos más grande del país, “El Encanto”, ubicada en La Habana. Además de la total destrucción aún se lamenta la muerte de la revolucionaria Fe del Valle y las lesiones de 18 personas.
Dos días más tarde, el 15, aviones de guerra atacaron la base aérea de San Antonio de los Baños, la pista de Ciudad Libertad y el aeropuerto de Santiago de Cuba, preludio de los sucesos que ocurrirían después.
Hubo varios muertos y en el sepelio de las víctimas del bombardeo, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz proclamó que: "esta Revolución Socialista la defenderemos con el valor con que ayer nuestros artilleros antiaéreos acribillaron a balazos a los aviones agresores".
En la manifestación de pueblo, el líder cubano declaró el carácter socialista de la naciente Revolución y en la sede de la Organización de Naciones Unidas, el canciller de la dignidad, Raúl Roa, desenmascaró a Washington y denunció los bombardeos a los aeropuertos cubanos por parte de aviones norteamericanos procedentes de ese país o de países centroamericanos lacayos.
También el 16 de abril de 1961 se designó como Día del Miliciano para reconocer a los campesinos, estudiantes y trabajadores que estaban y siguen dispuestos a defender la Patria Socialista de los humildes, con los humildes y para los humildes.
Ya el 17, una brigada de mercenarios, entrenada por el gobierno de Estados Unidos, manchó el suelo patrio y ofendió con su presencia a la Ciénaga de Zapata, como parte de la Operación Pluto, desplegada por la Agencia Central de Inteligencia.
Muchas veces, al acercarnos a esta fecha, se repite una y otra vez que Cuba es un eterno Girón y más que esas cinco palabras, se recuerdan las melodías de muchas botas que marchan acompasadamente rumbo al central Australia y a las arenas de la playa cubana que fue usurpada por los mercenarios durante 72 horas.
La eternidad de esa expresión no se refiere, por supuesto a la corta presencia yanqui en ese pedacito del archipiélago cubano, sino a la digna respuesta de hombres y mujeres de cualquier edad que dejaron atrás sus familias y sus trabajos para defender la Patria y que estaban dispuestos a morir si era necesario.
De hecho, más de 150 combatientes revolucionarios fallecieron, y varios civiles fueron asesinados por la aviación de los invasores.  Pero, el pueblo unido se creció en la inmensidad de la ciénaga para desintegrar las brigadas de intrusos, quitarles sus armas y cambiarlos por compotas, incluso a los muchos que se decían cocineros.
Tal como se comportaron los milicianos en abril de 1961, continuaron a lo largo de los años, cuando de una u otra forma, la nación siguió siendo víctima de la injerencia del gobierno estadounidense; a veces con sabotajes, otras con la introducción de enfermedades de animales, plantas y personas y siempre con el bloqueo económico y financiero.
Por eso se dice que Cuba es un eterno Girón y eso se demuestra al cabo de 52 años, cuando el pueblo perpetúa los ideales y las acciones de los fallecidos durante la invasión y los multiplica en quehaceres tan cotidianos como estudiar, producir alimentos, impulsar la zafra azucarera y preparar a los jóvenes soldados que, de repetirse el caso, también irían a las playas a impedir que el enemigo se apodere de cada una de sus conquistas.

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