Abril es para Cuba un mes triste y orgulloso a
la vez pues fueron muchos los contratiempos y también, mucha la dignidad de su
pueblo, que siempre se supo levantar a pesar de las muertes, lesiones y
pérdidas económicas que llegaron al suelo patrio procedentes del gran imperio
del norte.
Desde marzo se multiplicaban los hechos
terroristas como incendios de tiendas y autos, explosiones de bombas y
asesinatos de milicianos. Pero, fue a
partir del 13 cuando se agudizaron.
Ese día incendiaron la tienda por
departamentos más grande del país, “El Encanto”, ubicada en La Habana. Además de la
total destrucción aún se lamenta la muerte de la revolucionaria Fe del Valle y
las lesiones de 18 personas.
Dos días más tarde, el 15, aviones
de guerra atacaron la base aérea de San Antonio
de los Baños, la pista de Ciudad Libertad y el aeropuerto de Santiago de Cuba,
preludio de los sucesos que ocurrirían después.
Hubo varios muertos y en el sepelio de las
víctimas del bombardeo, el Comandante
en Jefe Fidel Castro Ruz proclamó que: "esta Revolución Socialista la defenderemos con el valor con que ayer
nuestros artilleros antiaéreos acribillaron a balazos a los aviones agresores".
En la manifestación de pueblo, el líder
cubano declaró el carácter socialista de la naciente Revolución y en la sede de
la Organización de Naciones Unidas,
el canciller de la dignidad, Raúl Roa, desenmascaró
a Washington y denunció los bombardeos a los aeropuertos cubanos por parte de
aviones norteamericanos procedentes de ese país o de países centroamericanos
lacayos.
También el 16 de abril de 1961 se designó
como Día del Miliciano para reconocer a los campesinos, estudiantes y
trabajadores que estaban y siguen dispuestos a defender la Patria
Socialista de los humildes, con los humildes y para los humildes.
Ya el 17, una brigada de
mercenarios, entrenada por el gobierno de Estados Unidos, manchó
el suelo patrio y ofendió con su presencia a la Ciénaga de Zapata,
como parte de la Operación Pluto, desplegada por la Agencia
Central de Inteligencia.
Muchas veces, al acercarnos a esta
fecha, se repite una y otra vez que Cuba es un eterno Girón
y más que esas cinco palabras, se recuerdan las melodías de muchas botas que
marchan acompasadamente rumbo al central Australia y a las arenas de la playa cubana que fue
usurpada por los mercenarios durante 72 horas.
La eternidad de esa expresión no se
refiere, por supuesto a la corta presencia yanqui en ese pedacito del
archipiélago cubano, sino a la digna respuesta de hombres y mujeres de
cualquier edad que dejaron atrás sus familias y sus trabajos para defender la
Patria y que estaban dispuestos a morir si era necesario.
De hecho, más de 150 combatientes
revolucionarios fallecieron, y varios civiles fueron asesinados por la aviación
de los invasores. Pero, el pueblo unido
se creció en la inmensidad de la ciénaga para desintegrar las brigadas de
intrusos, quitarles sus armas y cambiarlos por compotas, incluso a los muchos
que se decían cocineros.
Tal como se comportaron los
milicianos en abril de 1961, continuaron a lo largo de los años, cuando de una
u otra forma, la nación siguió siendo víctima de la injerencia del gobierno
estadounidense; a veces con sabotajes, otras con la introducción de
enfermedades de animales, plantas y personas y siempre con el bloqueo económico
y financiero.
Por eso se dice que Cuba es un
eterno Girón y eso se demuestra al cabo de 52 años, cuando el pueblo perpetúa
los ideales y las acciones de los fallecidos durante la invasión y los
multiplica en quehaceres tan cotidianos como estudiar, producir alimentos,
impulsar la zafra azucarera y preparar a los jóvenes soldados que, de repetirse
el caso, también irían a las playas a impedir que el enemigo se apodere de cada
una de sus conquistas.
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