Para
los cubanos todos, y especialmente para mí, acercarme al legendario Cuartel de
la Montaña fue un anhelo profundo, que parecía imposible, y a la vez una
necesidad espiritual muy grande, pensando siempre en honrar al hombre fiel a su
pueblo, al amigo de los pobres, al hermano de Fidel Castro, Simón Bolívar y José
Martí.
Cuando
la vida me dio la oportunidad fui presurosa, por mí, por mis hijos y demás familiares,
por los hombres y las mujeres que desde Cuba también desean venir y fui,
especialmente, a llorar mi dolor, un dolor inmenso que desbordó los corazones
de muchos aquel fatídico CINCO de marzo.
Llegué
al barrio 23 de enero, en un cerro de Caracas, aprecié la belleza de la
instalación militar convertida en monumento histórico y admiré el cañón que cada
día dispara una salva para recordar que a las 4 y 25 de la tarde se apagó la
vida física de uno de los hombres más inmortales.
Miré,
desde allá arriba, el Palacio de Miraflores y una buena parte de la capital venezolana,
y solemnemente, con el corazón latiendo fuerte, me dispuse a entrar al Cuartel
de la Montaña.
Fue
un momento conmovedor, no solo por la voz de Hugo Chávez entonando llaneras y
joropos, sino por la alegría de su sonrisa eterna, el amor al pueblo venezolano,
las imágenes con Fidel y Raúl, su rostro empapado por la lluvia en la campaña
electoral… por su aliento incontenible a luchar por la unidad latinoamericana y
caribeña.
Emociona
ver y tocar la Flor de los Cuatro Elementos, un mausoleo que guarda, como un
preciado tesoro, los restos mortales de un hombre que ya es pueblo; que es
pasado y presente; pero, que también es futuro porque enseñó a pensar, orientó
acciones, ideó proyectos…
Y
emociona también saberlo honrado con una guardia de honor perfecta y respetuosa
y con fieles palabras que nacen del alma de guías y militares que lo
acompañaron en vida y lo escoltan ahora tras la muerte.
Luego
de homenajear al Comandante eterno, en su sepulcro, siento un enorme orgullo y
confirmo que su obra continuará en los protagonistas del mañana y en el
amanecer que alumbra a Venezuela desde hace 14 años.
1 comentario:
Yenima que orgullo poder estar por allá en el cuartel de la montaña y rendir homenaje a Hugo Chávez, cuánto quisiera poder tener también esta experiencia, saludos desde Cuba de esta tunera que amará siempre la tierra cucalambeana a pesar de estar lejos.
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