Aragua (Venezuela).- Las bellas
montañas de la Colonia
Tovar, en el estado venezolano de Aragua, reciben cada día las caricias de
los sensibles ojos de una enfermera de la provincia de Las Tunas,
quien sonríe y llora con igual pasión cuando habla de su casa y de las personas
que le esperan allá.
Desde hace varios meses presta sus
servicios como enfermera intensivista en el Centro de Diagnóstico Médico
Integral del lugar, regalando a sus pacientes un trato exquisito en calidad y
eficiencia, tal como hace de manera habitual en el lejano municipio de Majibacoa, exactamente
en el policlínico “7 de noviembre”, de Calixto.
Maribel Santana Rojas es una mujer
joven y fuerte, aunque ya acumula 22 años de trabajo. Pero, esa amplia experiencia no la amilana y,
al igual que ocurre en otros rincones de la extensa geografía venezolana, se
empeña en aliviar los padecimientos de muchas personas y en prevenir enfermedades,
sobre todo las respiratorias por la humedad y el frío que caracterizan a este
lugar montañoso, a casi dos mil metros sobre el nivel del mar.
“Siempre los atiendo con mucha pasión
y ellos se han sentido muy bien porque saben que los trato como si fueran de mi
propia familia”. Así dice Maribel
mientras sonríe con una mirada tierna y llena de orgullo. Y asegura que su
empeño con los pacientes la hace sentir muy bien, casi sin tiempo para la
nostalgia.
“Este es un lugar muy bello, como
bellos son los habitantes, muchos de los cuales descienden de alemanes.” Con la
voz entrecortada por la emoción me cuenta cómo se relaciona con ellos. “Llegan aquí enfermos, tristes y preocupados;
y con la atención que les damos, no quisieran irse. Hasta nos piden quedarse
unos días más”.
En estos meses de incansable labor, esta sencilla mujer
se ha crecido por el agradecimiento de sus pacientes, y de manera particular
por una persona especial.
“Es una persona diferente, que ha estado ingresada en
muchas ocasiones. Siempre se muestra muy
contenta con nosotros, nos quiere mucho y dice que como los cubanos no hay
otros en el mundo, que lo mejor que hizo el Comandante Hugo Chávez
fue traernos para aquí y que está muy orgullosa de nosotros”.
Como para reafirmar las palabras de la enfermera
tunera, la mujer, con la humildad impregnada en su rostro, derramó lágrimas
llenas de silencio que hablaron de cariño, confianza y de una inmensa gratitud.
Esa y otras anécdotas estarán en la boca de Maribel
cuando regrese al distante poblado de Calixto, un sitio especial en su corazón,
donde la escucharán vecinos, familiares y compañeros de labor.
“Les contaré sobre el trabajo que realicé aquí en un
lugar bonito, en el que los pacientes nos cogieron mucho cariño. Que ellos no querían que nos fuéramos, que
cumplimos la misión que nos encomendó el Comandante en Jefe Fidel
Castro y que no importa el tiempo en aras de honrar nuestro compromiso”.
Entre lágrimas de emoción, esta sencilla y humilde
mujer encuentra espacio para las sonrisas.
“Yo estoy muy orgullosa desde que llegué aquí. Tengo a
mi niña embarazada y voy en marzo de vacaciones para estar al lado de ella a la
hora del parto”.
Maribel Santana Rojas añora las jornadas junto a su
familia; y también a sus pacientes y amigos del municipio tunero de Majibacoa.
Pero, se siente útil a miles de kilómetros, en las
alturas de la Colonia Tovar, un lugar paradisíaco del estado venezolano de
Aragua, al que llegó hace ya varios meses y del que conservará, por siempre,
placenteros recuerdos.
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