Las mujeres cubanas somos protagonistas activas de la sociedad y así es desde
el primero de enero de 1959, cuando el Ejército Rebelde, dirigido
por el líder Fidel Castro Ruz,
derrocó a la dictadura militar de Fulgencio Batista.
Desde esa organización armada, un
grupo de féminas también hizo notables aportes a la libertad de la Patria y,
luego, a la construcción de un mejor país, a partir de la fundación de la Federación de
Mujeres Cubanas, el 23 de agosto de 1960.
Dicha fecha marcó un cambio radical
en la incorporación de las damas a la sociedad, mediante un acceso igualitario
al empleo, la sanidad y la educación, sin los rezagos de la prostitución y la
marginación a la que la mayoría estaba sometida, especialmente en las zonas
rurales.
Muchos años han pasado desde
entonces. Y cada vez es mayor la
contribución de las mujeres a la medicina, el magisterio, la defensa, las
labores de dirección y en muchas otras esferas del desarrollo económico y social.
El motor impulsor está en Carlota, la reconocida esclava lucumí,
en Ana Betancourt, Mariana Grajales, María Cabrales, Amalia Simoni… En Celia Sánchez y Vilma Espín… Y en
otras tantas.
En fin, las mujeres cubanas de hoy
tenemos muy buenos ejemplos. Nuestra participación crece de modo notable; de un
lado por nuestra vocación de libertad e independencia; pero, también se debe a
la alta preparación cultural y política adquirida por las féminas de Cuba.
La Revolución nos ha
permitido protagonizar las esferas laboral, educacional, científica, económica,
política y social, en igualdad de condiciones.
Así lo soñó el Héroe Nacional, José
Martí Pérez. Por ello escribió
bellas frases a los niños en su inolvidable texto La Edad de Oro:
- “Las niñas deben saber lo mismo que los niños, para
poder hablar con ellos como amigos cuando vayan creciendo”.
- “Nunca es un niño más bello que cuando trae en sus
manecitas de hombre fuerte una flor para su amiga.”
“La mujer no es como nosotros, sino
como una flor, y hay que tratarla así, con mucho cuidado y cariño, porque si la
tratan mal, se muere pronto, lo mismo que las flores”.
También en otras publicaciones se
refirió a la grandeza, los valores, la delicadeza y las virtudes de las
féminas:
“¿De mujer? Pues puede ser / que
mueras de su mordida; / ¡Pero no empañes tu vida / diciendo mal de mujer!”
“¿Qué será de los hombres el día en
que no puedan apoyar su cabeza en un seno caliente de mujer?”
“(…) las campañas de los pueblos
sólo son débiles, cuando en ellas no se alista el corazón de la mujer, pero
cuando la mujer se estremece y ayuda, cuando la mujer, tímida y quieta de su
natural, anima y aplaude, cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la
miel de su cariño, la obra es invencible”.
También gracias a José Martí, las mujeres cubanas hoy somos protagonistas activas de nuestra sociedad.
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