Al almanaque le quedan escasas
jornadas del período vacacional, una etapa linda que siempre deja gratos
recuerdos en los estudiantes y que los motiva a caminar por senderos desconocidos
en el nuevo calendario académico que está por comenzar.
Pero, si lindas son las vacaciones,
más hermoso es septiembre, con las calles llenas de blanco, rojo, amarillo,
carmelita y azul y de muchos sonidos alegres por los reencuentros entre amigos
y profesores.
En la provincia de Las Tunas pronto
iniciará otra etapa lectiva, con unos 84 mil 200 alumnos, garantía de la base
material de estudio en todas las enseñanzas y cerca de 10 mil trabajadores vinculados
directamente con la docencia.
Por eso hay satisfacción; aunque
vuelven a la memoria de los que ya peinan canas otros momentos y otras
circunstancias tristísimas porque reinaba un ambiente desolador en el sector
educacional, al extremo de que el analfabetismo de la población de seis a nueve
años de edad alcanzaba el 82,9 por ciento, la más alta de toda Cuba.
Así era entre 1952 y 1958, cuando
los iletrados en la población de 10 años y más ascendían al 40,3 por ciento en
los antiguos municipios de Las Tunas y Puerto Padre.
La mayoría no podía ir a las
escuelas. Primero porque esas
instalaciones no eran suficientes y también porque escaseaban los
maestros. Se añade la caótica situación
económica de casi todo el pueblo y los niños- lamentablemente- no podían
destinar un dinero inexistente a la compra de libros y libretas.
Tampoco podían abandonar sus
quehaceres habituales con un azadón o un machete, vendiendo baratijas por las
calles o los caminos, limpiando mesas en un restaurante, haciendo mandados o,
en el caso de las niñas y jovencitas, limpiando, cocinando y lavando en las viviendas
de las familias pudientes.
Afortunadamente, atrás quedaron esos años. Con el Triunfo de la
Revolución, en enero de 1959, en Cuba se desplegó
la Campaña de Alfabetización, y luego se desarrolló, con
mayúsculas, el sistema educacional.
Desde entonces hubo más escuelas para todas
las enseñanzas, incluyendo algunas dedicadas a los niños ciegos, sordos,
limitados físico-motores y con dificultades en el aprendizaje. Se abrieron más universidades y se adoptaron
varias disposiciones para formar al personal docente calificado.
Los números demuestran las transformaciones. En el curso escolar 1958–1959 apenas había 200
escuelas en el Regional Tunas-Puerto Padre.
Un quinquenio más tarde, la matrícula ascendía a más de 50 mil 400
alumnos, atendidos por mil 200 maestros. Y así, año tras año, crecieron todos
los indicadores y, por ende, los resultados.
Hoy este territorio, a 690 kilómetros al
este de La
Habana, concreta los sueños de muchos patriotas y también de gente sencilla
del pueblo, que ya no viven físicamente; pero, aspiraban a un porvenir luminoso
e ilustrado para sus hijos y nietos; un futuro que se convirtió en presente
para cada generación de tuneros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario