En las últimas jornadas cayeron algunos aguaceros y se humedecieron los suelos
de Las Tunas. Pero, es solo eso, una
humedad transitoria ante tanta sequía que acumula el territorio desde hace
varios años y que se refleja en todas las actividades económicas y sociales.
Afortunadamente, ya inicia la primavera.
Pero, tampoco nos trae muchas esperanzas porque el seguimiento
meteorológico que se hace al tema indica que la sequía persiste y se recrudece
en todo el país, más acá, donde es marcado el déficit de precipitaciones.
Esta región tiene sobre sí un inconveniente mayor al del resto de las
provincias y es que la falta de lluvias se intensifica por la posición del
anticiclón del Atlántico y la permanencia de los vientos alisios, que evitan la
formación de nubes.
A inicios del actual mes de marzo, los embalses apenas acumulaban el 36
por ciento de su capacidad total de llenado; pero, el problema es mayor, pues
también están afectadas las fuentes subterráneas. Los pozos sufren igualmente y
en más de 400 comunidades no hay otra opción que el agua que llega en
pipas cada cierta cantidad de días.
Las consecuencias de la sequía son estremecedoras tanto en los cultivos
varios como en la ganadería, en los procesos industriales y en el ornato de la
ciudad, en las familias que residen en zonas altas y las escuelas… Nada escapa a
la falta de precipitaciones que nos lastima y vuelve a lastimar sin dar tiempo
a que se curen las viejas heridas.
Para que nos dure más se debe ahorrar más. Duelen los muchos salideros que todavía se
ven en las calles de Las Tunas y los demás municipios. También, las mangueras
que empapan jardines y aceras y los recipientes que se desbordan, especialmente
en las madrugadas.
La situación es difícil. Ojalá que la primavera nos
traiga más de una alegría y muchos aguaceros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario