
El viernes 11 de enero de 1980 fue muy triste para el pueblo de Cuba porque había muerto Celia Esther de los Desamparados Sánchez Manduley. Ella, la flor más autóctona de la Revolución cubana se iba con el cariño de todos.
Han pasado 30 años desde aquel día y todavía la sentimos cercana, amiga, fiel colaboradora, revolucionaria…
Sin embargo, no nos cansamos de conocer su biografía, anécdotas y buenas acciones. Fue de las primeras mujeres en empuñar las armas y su principal papel lo desempeñó en la preparación del desembarco del Granma, organizando a los campesinos para dar apoyo a los expedicionarios.
El 19 de marzo de 1957 subió a la Sierra Maestra y se incorporó al Ejército Rebelde. Allá fue la principal promotora de la creación del pelotón femenino "Mariana Grajales". Junto a Fidel participó en diversos combates y marchó en la Caravana de la Victoria.
Celia era mezcla de actividad, dedicación y entrega a la Patria. También era ejemplo de modestia, dormía poco y comía apurada para perder el menor tiempo posible. Usaba calzado corte bajo, casi siempre alpargatas bordadas o lisas y con ellas atendía a personalidades.
Así era Celia, quien hoy da nombre a plazas, museos, hospitales y escuelas.
Por su historia repleta de hazañas el pueblo cubano tributa especial cariño a Celia Sánchez Manduley. A 30 años de su muerte, ella sigue aquí, a nuestro lado.