Extensos palmares adornan la geografía del Cerro de Caisimú y junto a esas plantas crecen guásimas, majaguas y ceibas.
Al Cerro
de Caisimú, en la provincia
de Las Tunas, a 690 kilómetros al este de La Habana, se le conoce por
la preciosa base de campismo que radica en su cima. Pero, también, por la extraordinaria belleza
del valle que se extiende en sus faldas.
Aunque el relieve llano
caracteriza al territorio, existen algunas elevaciones, desde las que se
aprecian hermosos campos como este, en el que se distribuyen a su antojo más de
un centenar de palmas reales y otros tantos árboles, adornando extensas
llanuras de tierra fértil, sembradas de caña de azúcar y cultivos varios.
Junto
a ellas se asienta una comunidad, perteneciente al municipio de Manatí, y
distante de la cabecera provincial a casi 20 kilómetros. Tiene, en la
actualidad, varios consultorios del Médico y la Enfermera de la familia,
farmacia, clínica estomatológica y diferentes instalaciones sanitarias. También, escuelas, tiendas y otros centros de
interés social.
El
asentamiento es antiguo; y de él se cuenta que fue refugio de un valiente indio
que luchó contra la colonización española y que se llamaba Caisimú, nombre que
hoy identifica a la colina, de apenas 126 metros de altura.
El
lugar atesora una larga historia pues en el sitio estuvo uno de los campamentos
del Mayor General
Vicente García González. El 9 de noviembre de 1871, el también llamado
León de Santa Rita trasladó el campamento a un guayabal cercano y el día 14 se
reubicó en Caisimú.
Luego,
el 13 de febrero de 1877, se reunieron en ese sitio Vicente García y el Coronel Francisco Varona
González para debatir y decidir el modo de atacar el Fuerte de la Loma en
Puerto Padre.
Otros
acontecimientos históricos marcan el sitio, como las visitas del Comandante en Jefe Fidel
Castro Ruz quien, el 21 de enero de 1978 y el 27 de julio de 1981, admiró
la belleza del lugar y valoró su importancia para el desarrollo agroazucarero
de Las Tunas.
Destaca
también porque en lo más alto de su geografía hay una pequeña capilla, dedicada
a la Virgen
de la Caridad del Cobre, pues durante la Guerra
de Liberación una residente en el lugar prometió que si triunfaba la
Revolución regalaría un sencillo santuario a la Patrona de Cuba.
Leyendas,
historia, belleza, fe y diversión se dan la mano en el lugar para, junto a sus
residentes, hacer del Cerro de Caisimú un lugar especial y atractivo para todas
las miradas.
Así
lo aprecian los vacacionistas que durante todo el año visitan la base de campismo
popular ubicada allí, quienes disfrutan la hermosura de la instalación y
también la del valle que se extiende a sus pies.
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