Tres son los Monumentos
Nacionales que se han declarado en la provincia de Las Tunas, a
690 kilómetros al este de La
Habana, y son orgullo de todos los que residimos en esta región, además de
compromiso colectivo para hacer de ellos lugares eternos en los que se conserve
la historia y se enseñe a las más jóvenes generaciones.
El
Fuerte de La Loma, imponente a pesar de los años
El 4 de noviembre de
1981 la alegría y la satisfacción colmaban a los residentes en el municipio de Puerto Padre, la Villa
Azul de los Molinos, porque el Fuerte de la Loma o
Castillo de Salcedo fue declarado Monumento Nacional, el primero de la joven
provincia, constituida como tal en la reciente división
político-administrativa.
Merecida era la
condición, y lo es todavía, por los valores de esa antigua edificación militar,
construida por los colonialistas españoles en la segunda mitad del siglo 19
para vigilar la bahía y los alrededores de esa elevación, de apenas 34 metros.
No obstante, fue
asaltado en 1877 por tropas independentistas bajo el mando del Mayor
General Vicente García González. Y
otra vez, el 25 de diciembre de 1958 por integrantes del Ejército Rebelde.
Además de estos
elementos es significativa su construcción con piedras calizas, cal y cocoa, en
una mezcla tan fuerte que ni los poderosos vientos del huracán Ike, en 2008,
pudieron hacerle mella.
San
Miguel del Rompe,
un sitio de gran significación histórica
Este es, en pleno siglo
XXI un lugar recóndito de la geografía tunera.
Imaginen entonces cuán difícil fue llegar hasta esa finca, en la zona de
Bartle, el 4
de agosto de 1868.
Hasta San
Miguel del Rompe, distante unos 20 kilómetros de la ciudad de Las Tunas, se
trasladaron varios independentistas de la región oriental y el Camagüey como Francisco
Vicente Aguilera, Francisco Maceo
Osorio, Perucho
Figueredo, Donato
Mármol, Salvador
Cisneros Betancourt y Vicente
García González. Fue presidida por Carlos
Manuel de Céspedes, el delegado de más edad y a la postre, primer presidente
de la República
de Cuba en Armas.
A la reunión
también se le conoce como la convención de Tirsán, y en ella quedo unificado el
movimiento revolucionario del territorio oriental del país.
Hasta la posteridad
quedaron las palabras de Céspedes:
“Señores: la hora es solemne y decisiva, el poder de España está caduco y
carcomido. Si aún nos parece fuerte y grande, es porque hace más de tres siglos
que lo contemplamos de rodillas. ¡Levantémonos!”.
Por eso el 23 de
diciembre de 1993 fue declarado Monumento Nacional.
Casa
natal de Vicente García, compañera del desarrollo sociopolítico de Las Tunas
Allá por el año 1800 se
construyó el local que los tuneros conocemos como Memorial, en la calle Real y
que hoy lleva el nombre del prócer. Era una casa de ladrillo y tejas, en la que nació y vivió el también
conocido como León de Santa Rita quien prefirió darle candela a su poblado
antes de que cayera, como esclavo, en las manos de los españoles.
Su vivienda fue la primera en incendiarse, en el año 1876. Reconstruida al final de la guerra, la casa volvió
a ser quemada en 1897 por las tropas del Mayor General Calixto
García Íñiguez.
Se mantuvo en ruinas hasta 1919, cuando se edificó su parte delantera
para dedicarla al comercio, y así se mantuvo hasta 1985, fecha en la que se
comenzó su verdadera restauración.
En el año 1996 fue declarada Monumento Nacional y desde entonces ha
acogido numerosas celebraciones políticas y luctuosas; por ejemplo, el
recibimiento de los restos de los internacionalistas fallecidos en África y el honor a grandes de
nuestra historia como Vilma Espín Guillois
y Juan Almeida
Bosque.
De todos son nuestros Monumentos Nacionales
Esos sitios son parte
de nuestras tradiciones y distinguen a la
provincia de Las Tunas no solo a nivel de país, sino más allá de nuestras
fronteras. Visitarlos reconforta tanto
como escuchar las charlas de los abuelos porque en cada uno de ellos el
ambiente susurra varias anécdotas y nos deja muchísimas enseñanzas.
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