En la entrada del poblado de Vázquez, en el municipio de Puerto Padre, el vivero
tecnificado Camilo Torres Restrepo se presenta como la génesis de los bosques
de la provincia de Las Tunas y de
un poco más allá de las fronteras del territorio, a casi 700 kilómetros de La Habana.
Todos los obreros se esfuerzan por
elevar los resultados productivos y por garantizar la vida de miles de posturas
pues tiene capacidad para unas 750 mil.
Pero, entre ellos sobresale Midelín
Bodaño Escalona, una mujer de mucha acción y pocas palabras, aunque de vez en
vez conversa con las planticas que nacen de sus manos.
«Hago todas las labores en el vivero
especialmente el escarde, limpio la calle y el pasillo, transplanto y
selecciono las posturas, pongo semillas, lleno los tubetes…»
Trabaja en el lugar desde hace ocho
años, cuando era un vivero tradicional, con bolsos de polietileno; pero, con la
tecnificación llegaron cambios.
«El trabajo ha cambiado mucho. Cuando no era tecnificado teníamos que llenar
las bolsitas en el suelo. Y ahora es de
pie, mucho mejor. Lo peor es el
sol. Pero, yo me protejo bastante. Siempre me pongo camisas de mangas largas,
gorra y pañoleta».
Para ella es especial ver crecer las
posturas y a veces cuesta despedirse, cuando las llevan a los bosques en
fomento.
«Imagina, entro a las siete de la
mañana hasta las 11.30, que es el horario de almuerzo. Volvemos a entrar a la 1.00 pm, hasta las
4.30 pm. Cuando veo las maticas me da
satisfacción y orgullo. Las atiendo
desde el comienzo y las veo crecer hasta que se las llevan para el campo».
Pronto, Midelín no se expondrá tanto
al sol porque en su vientre se gesta la vida de un bebé, lo que la tiene muy contenta.
«Yo espero que todo me salga bien y
quiero, cuando mi bebé nazca, seguir trabajando. No quisiera dejar de trabajar».
A sabiendas de que faltará largo
tiempo de su puesto de trabajo, deja un mensaje a sus compañeros.
«Quiero decirles a ellos que sigan
el mismo ritmo que una ha llevado aquí estos años. Los voy a extrañar porque es la primera vez
que voy a salir del vivero por tanto tiempo».
Aún no se ha ido y ya extraña ese
sitio, al que llegó hace ocho años y en el que permanecerá por mucho tiempo más
pues se enorgullece de sr una trabajadora forestal.
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