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Licenciada en Periodismo por la Universidad de Oriente en Santiago de Cuba, en el año 1994, y Máster en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de La Habana, en el año 2009. Esta es una página personal, dedicada a mi querida ciudad de Las Tunas, en Cuba, y con las puertas abiertas a otros sitios de la provincia, que lleva igual nombre. Espero que sigamos compartiendo imágenes, historias, anécdotas y proyectos de la tierra que nos vio nacer o que nos acogió como hijos propios. Ah, ahí les dejo varias fotografías de los 8 municipios tuneros.

domingo, 23 de abril de 2017

Bandera cubana envuelta en llamas



Nunca había visto una bandera cubana en llamas y las redes sociales me ofendieron muchísimo hace pocos días, cuando se publicó una imagen de Caracas, la capital de Venezuela, en la que un grupo de personas, con rostros escondidos tras máscaras, quemaban la enseña nacional del país más solidario del mundo.
Recordé, en un instante, centenares de situaciones que viví durante 14 meses en esa tierra hermana y a mi mente llegaron, uno a uno, ejemplos de la grandeza de la Revolución Bolivariana, que dignificó a los más humildes, a los que solo tenían por delante la incertidumbre del mañana.
Toda la gloria al Eterno Comandante Hugo Chávez Frías y a su equipo de trabajo, que pensó en el pueblo y dio un uso diferente a las ganancias del petróleo, esa riqueza que antes era de unos pocos y que ahora despierta la codicia del gran imperio del Norte.
Y la gratitud también a Cuba, que de manos de Chávez primero y de Nicolás Maduro después, llegó hasta lo más recóndito de la geografía venezolana para acompañar a los indígenas, a los limitados físico-motores, a los ciegos, a los que nunca vieron un médico; en fin, a todos los que lo necesitaron.
Vi en Venezuela a opositores recibiendo la atención gratuita de los profesionales cubanos de la salud en los Centros de Diagnóstico Integral, las Salas de Rehabilitación, en los hospitales y las clínicas dentales.  Y en sus manos vi medicamentos de todo tipo, en los cuales no invirtieron ni un centavo.
Encontré a miles de niños, adultos y ancianos agradecidos, con historias que contar sobre su vínculo con Cuba y sus enviados para darles valores. Sentí su tristeza cuando regresaban a la Patria quienes ya consideraban familia y me emocioné con lágrimas ajenas, con promesas de escribirse, y de recordarse por siempre.
La verdad es que en Venezuela encontré mucho respeto hacia la Mayor de las Antillas.  También aprecié algunos carteles en contra.  Pero, nunca vi una bandera cubana consumida por el fuego. Tampoco en otra parte del mundo.
Sin embargo, la derecha fascista venezolana lo logró, dinero mediante a un grupo de revoltosos. Olvidaron ellos su historia, sus raíces y no imaginan su futuro si le siguen el juego a los intereses yanquis sobre la hermosa nación bolivariana.
Y mientras veía la bandera cubana en llamas en una calle de Caracas, recordé también su vuelo en hospitales de campaña en Perú, Pakistán, Haití y en muchos otros lugares a donde llega el internacionalismo limpio, puro y desinteresado, en situaciones de urgencia o para aliviar las tristezas acumuladas durante años.

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