El 27 de enero
de 1953, el abogado Fidel
Castro Ruz, junto a un grupo de jóvenes, decidió no dejar morir a José Martí, en el año de
su Centenario, y su homenaje con una Marcha de las Antorchas
quedó para la posteridad como uno de los hechos más importantes de la historia
de la Patria.
Después de ese
día inolvidable hubo otros tributos, en su alegato de defensa La Historia me absolverá, en los eneros
y mayos gloriosos de la Revolución
y en muchas obras construidas para el bien de todos, como soñó el Héroe
Nacional de Cuba durante su corta y
fecunda vida.
No podía ser de
otra manera porque Fidel fue un profundo y convencido martiano, un hombre de lealtad
absoluta e ideas preclaras, como el Apóstol, y un ser que hizo suya cada razonamiento,
cada frase, cada emoción y cada enseñanza del Maestro.
Por eso se dice
que Martí ha estado en todos los procesos sociopolíticos vividos en la Mayor de
las Antillas. Fue el autor intelectual de los asaltos a los Cuarteles Moncada y Carlos
Manuel de Céspedes, vino en el Yate
Granma desde México, luchó
en las montañas de la Sierra
Maestra y compartió la emocionante Caravana de la Libertad.
Aunque él sigue
presente, este es día de tristeza pues hace 122 años que no está físicamente y
es el primer mayo sin el Comandante en Jefe. Dos almas unidas y amigas, dos
pensamientos que siempre fueron uno solo y dos voluntades de impedir a toda
costa que, España primero y los
Estados Unidos después, se
adueñaran de nuestra soberanía.
Muestra de la profunda
identificación de Fidel con Martí es esta frase, expresada en 1955 y que resume
su conducta futura: «Eduqué mi mente en el pensamiento martiano que predica el
amor y no el odio». Así lo demostró durante varias décadas al frente de la
sociedad cubana, hacia lo interno y también con los más desposeídos de África,
Asia y América Latina.
Y apreciable es también la obra
martiana en viviendas, calles, escuelas, hospitales y otra infraestructura.
Ciegos hay muy pocos y es visible a simple vista porque, como dijo el Poeta
Nacional Nicolás
Guillén en sus hermosos versos:
«Garra de los garroteros,
uñas de yanquis ladrones
de ingenios azucareros:
¡a devolver los millones,
que son para los obreros!
La nube en rayo bajó,
ay, Cuba, que yo lo vi;
el águila se espantó,
yo lo vi;
la coyunda se rompió,
yo lo vi;
el pueblo canta, cantó,
cantando está el pueblo así:
–Vino Fidel y cumplió
lo que prometió Martí».
uñas de yanquis ladrones
de ingenios azucareros:
¡a devolver los millones,
que son para los obreros!
La nube en rayo bajó,
ay, Cuba, que yo lo vi;
el águila se espantó,
yo lo vi;
la coyunda se rompió,
yo lo vi;
el pueblo canta, cantó,
cantando está el pueblo así:
–Vino Fidel y cumplió
lo que prometió Martí».
Con ambos líderes la Patria pudo
contar. Y con ambos líderes seguirá
avanzando en la construcción del socialismo próspero, sostenible y sustentable
que deseamos. Sus conceptos se convierten en normas, en paradigmas, en
estrategias… en futuro.
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