El curso
escolar 2017-2018 late ya en los corazones de unos 84 mil 800 niños,
adolescentes y jóvenes de Las Tunas, quienes se aprestan a vivir otro
calendario docente que repercutirá en su futuro porque los conocimientos que se
adquieren siempre acompañan a las personas.
En las escuelas
están creadas las condiciones materiales, según informaciones publicadas
recientemente, y esa noticia se repite cada año, por suerte; pero, siempre alegra
porque en otras naciones no se garantiza ni el mínimo de condiciones para el
desarrollo exitoso de un calendario lectivo.
Por suerte es
así en Cuba, desde que en 1959 la Revolución triunfante dispuso el cese de la educación
privada, a la que solo tenían acceso los hijos de las familias más adineradas.
Para los pobres
quedaban muy pocas opciones en aulas públicas sin pupitres, con escasos
maestros y con libros, libretas y lápices que se pagaban bastante caros.
Ya no es así,
afortunadamente, porque el Estado garantiza todos los recursos y las familias
solo deben sumarse en el acompañamiento a las instituciones educativas.
No basta con
participar en matutinos y reuniones de padres, o con ponerse de acuerdo entre
todos para mejorar el confort del aula. Es preciso exigir a los estudiantes el
cumplimiento de sus deberes escolares, como las tareas y los trabajos
prácticos.
Pero, también
es necesario ayudar desde la casa a que conozcan más de la historia patria y
sus procesos, a respetar a los demás sin distinción de edad, sexo o raza, y a
cultivar valores para que sean mejores ciudadanos.
En pocos días
las calles se llenarán de uniformes, risas y anécdotas de nuestros niños y
jóvenes. Los padres y toda la sociedad
les acompañaremos.
El tiempo dirá
sobre la marcha del curso escolar; pero, como se prevé, los resultados serán
buenos.
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