En Cuba, lo más importante es la
unidad, esa que nos hace únicos en el mundo, porque la mayoría de su gente
camina en la misma dirección y con la voluntad individual y colectiva de
avanzar hacia el cumplimiento de determinado objetivo.
Así sucede con el actual proceso
eleccionario, que se inició el pasado 14 de junio, con la convocatoria del
Consejo de Estado de la República de Cuba, y que continúa por estos días con
las reuniones de vecinos para nominar a los candidatos a delegados a las
Asambleas Municipales del Poder Popular.
Esta no es una etapa de pocos; al
contrario, es de muchos porque de una manera u otra se involucra una buena
parte del pueblo.
Los mayores de 16 años con
facultades mentales y legales, ejercerán su derecho al voto el domingo 26 de
noviembre y el 3 de diciembre, cuando en sus circunscripciones no haya una
definición entre los propuestos.
También se suman los pioneros,
quienes custodiarán las urnas con sus sonrisas y sus impecables uniformes de
las enseñanzas primaria y de secundaria básica.
Pero, el éxito de la etapa electoral
recae en las diferentes organizaciones de masas de nuestro país. El peso
fundamental lo tienen los Comités de Defensa de la Revolución, (CDR), porque
todo el proceso se desarrolla en los barrios, por más recónditos que sean.
Es ahí donde se reúnen los vecinos
para hacer sus propuestas, los nominados residen en las comunidades, los
colegios electorales se disponen en escuelas, círculos infantiles y
consultorios médicos, fundamentalmente; y las autoridades a cargo de la tarea
también son dirigentes comunitarios o personas con alto reconocimiento social.
Además, las listas de electores y
las biografías de los nominados se publican en lugares de fácil acceso en cada
vecindario y las cuidan los residentes en los alrededores.
Son los CDR, junto a la Federación
de Mujeres Cubanas y la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños en las
zonas rurales, los encargados de hacer de la jornada electoral una gran fiesta
de pueblo porque en Cuba ejercer el voto es un derecho ciudadano y no una
obligación, es una posibilidad de sentirse útiles y de construir el porvenir.
Esas organizaciones de masas, junto
a la Central de Trabajadores de Cuba, la Federación Estudiantil Universitaria y
la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media integran las comisiones de
candidatura y realizan múltiples propuestas de personas de todo el país para
integrar la cantera de posibles delegados a las Asambleas Provinciales del
Poder Popular y al Parlamento Cubano, los que resultarán electos en la segunda
etapa del actual proceso eleccionario.
Dichos precandidatos representan a
todos los sectores del quehacer económico, político y social del país y
conformarán hasta el 50 por ciento de esos órganos de gobierno; pues la otra
mitad se seleccionará de entre quienes sean elegidos por la población en los
comicios del 26 de noviembre.
El proceso electoral está acompañado
por las organizaciones de masas, que es decir el propio pueblo, porque la
transparencia de cada acción, el cumplimiento de las tareas y los resultados
finales responden a la participación masiva en las asambleas de nominación y en
las votaciones, especial oportunidad para avanzar.
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