¿Quién soy?

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Licenciada en Periodismo por la Universidad de Oriente en Santiago de Cuba, en el año 1994, y Máster en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de La Habana, en el año 2009. Esta es una página personal, dedicada a mi querida ciudad de Las Tunas, en Cuba, y con las puertas abiertas a otros sitios de la provincia, que lleva igual nombre. Espero que sigamos compartiendo imágenes, historias, anécdotas y proyectos de la tierra que nos vio nacer o que nos acogió como hijos propios. Ah, ahí les dejo varias fotografías de los 8 municipios tuneros.

viernes, 8 de febrero de 2013

Exhiben amplia colección de plantas hidrófitas en Jardín Botánico de Las Tunas



Del Jardín Botánico de Las Tunas hay mucho que decir, indudablemente.  
Hace pocos días lo visité una vez más y supe de su amplia colección de plantas acuáticas, con gran valor ornamental, en la que sobresalen algunas variedades autóctonas de Cuba, además de una mayoría oriunda de otras zonas geográficas como nenúfares, lotos, pinitos de agua y elodeas.
Según Waldo Bonet Mayedo, director de la institución, en el centro se contabilizan 36 especies que crecen en áreas de estanques y peceras, además de las que viven y se reproducen en una extensión de la presa El Cornito, conocida como Lago del Amor por la belleza y el romanticismo que emana de la muestra.
Precisó el especialista que en la provincia de Las Tunas se han incrementado las poblaciones de las también llamadas plantas hidrófitas porque se respetan sus condiciones naturales y se controlan sus principales parámetros como temperatura del agua, iluminación y densidad poblacional.
Por eso, desde el Jardín Botánico también se asesora a representantes de otros organismos, en aras de proteger los ríos, canales, estanques y las presas del territorio porque el aumento de los ejemplares puede resultar perjudicial para las faenas pesqueras, además de dificultar el salvamento, en caso de accidentes y contaminar el agua por materias orgánicas en descomposición.
Sin embargo- acotó Bonet Mayedo- son notables los beneficios de las plantas acuáticas, semiacuáticas y sumergidas pues ayudan a controlar las algas, absorben los minerales y oxigenan su entorno, lo que resulta muy beneficioso para los peces y anfibios, a la vez que algunas variedades generan alimento para las aves migratorias.
Además de su valor estético, varias especies como los pinitos de agua y los nenúfares son importantes en sus ambientes naturales porque constituyen un lugar de puesta y posterior refugio para los alevines y peces pequeños y otras, como el jacinto de agua, se emplean para favorecer la reproducción de crustáceos.
Importantes resultan también las plantas hidrófitas para la creación de artesanías y la decoración de peceras por lo que adquieren singular valor para los integrantes del Club de Acuariofilia, especialmente para su presidente Erik Pérez Báez, quien reprodujo en su hogar varios ejemplares de la Talia angustifolia, en peligro de extinción.
Pero lo más importante para los especialistas de la institución científica tunera es incrementar la cultura ambientalista y de conservación del entorno y los ecosistemas en toda la población, fundamentalmente los niños y jóvenes que visitan el lugar mediante visitas personales o colectivas organizadas por las escuelas.

Cabaniguán, el humedal de mayor valor ecológico en Las Tunas



En la parte sur de la provincia de Las Tunasla sabia naturaleza diseñó un precioso sitio que forma parte del humedal de Biramas, en el Delta del Cauto, el segundo de mayor importancia en Cuba. 
Ya he estado allí en varias oportunidades y siempre me sorprende su maravillosa existencia, escondida en un pedacito de nuestra geografía y visible solo para los valientes que desafían un difícil y extenso camino desde el núcleo urbano del municipio de Jobabo hasta Zabalo.
Monte Cabaniguán es un destino de pocos y un anhelo de muchos por las bellezas naturales que atesora y que lo convierten en imprescindible para la conservación del entorno.

Del lugar sobresalen numerosas especies de la flora y entre ellas destaca el mangle, fuerte y firme, que rompe el impacto de las olas a pesar de lo débil del terreno en el que se sustentan sus raíces; y también allá abundan los palmares, de tronco fino y recto, erguidos y atentos al sol, el viento y las aves que vuelan en lo alto.

Precisamente esos animales son otras de las riquezas del lugar, donde viven con seguridad diferentes tipos de cateyes, cotorras, cernícalos y sijúes, además de los cocodrilos Acutus americano, cuyo mayor reservorio en cautiverio del mundo está ahí.
Aunque tiene bosques y sabanas, una amplia parte de su extensión está compuesta por suelos cenagosos que llegan hasta el mar, en los que viven flamencos, zarapicos, pelícanos, cocos, garzas, sevillas, corúas y otros pájaros acuáticos que anidan en la inmensidad de los manglares, bajo los fuertes rayos del sol y con el ruido musical del suave oleaje de la costa y los esteros.
Desde hace varios años, esta es una de las áreas protegidas del territorio tunero y sede de numerosos proyectos investigativos y de mejoras medioambientales que garantizarán la supervivencia de diferentes especies, muchas de las cuales están amenazadas o en peligro de extinción, como es el caso de los carpinteros verde, churroso y jabao.
Es un lugar precioso, que invita a soñar despiertos, a amar sin límites y a proteger las más de 14 mil hectáreas de bosques, sabanas, manglares y humedales que posee, a la vez que ofrece seguridad porque allí el futuro está garantizado.
Bien lo saben los niños de la comunidad de Zabalo, para quienes no existen tirapiedras.  Ellos aprenden desde pequeños a sembrar palmas, observar los nidos de pájaros carpinteros, a diferenciar el canto del catey y la cotorra, a distinguir un garzón de una marbella…
En fin, aprenden a ver crecer la vida con la alegría que regalan los animales, las plantas, el sol, las olas, el viento y los demás factores que hacen de Monte Cabaniguán una garantía para el porvenir.

jueves, 24 de enero de 2013

Los atractivos del parque Maceo, en Las Tunas



Uno de los espacios más tranquilos de esta ciudad es el parque Antonio Maceo, dueño de un protagonismo especial en la historia de este terruño, que desafía a quienes pasan por sus alrededores invitándoles a acariciar sus bancos y a vivir un instante diferente, de serenidad y  equilibrio emocional. 
En el centro de Las Tunas; pero, sin el bullicio que caracteriza a las zonas urbanas, el antiquísimo lugar se adorna con los medios de transporte que le pasan por uno de sus lados en una carrera contra el tiempo que no comprende la paz que emana de este sitio.
Los pajaritos, las mujeres jóvenes y los ancianos son los principales protagonistas del área, rodeada de importantes instalaciones como el mercado artesanal de la cabecera provincial, la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, el Palacio de los Matrimonios, la tabaquería Enrique Casals, la farmacia que lleva su nombre y La Camagüeyana, una tienda recaudadora de divisas.
Hoy es un símbolo de la ciudad; pero, también lo fue desde sus orígenes.  Según la enciclopedia Ecured, en tiempos de la colonia los tuneros llamaban el lugar Plaza de Cristina, en homenaje a una reina española de quien ahora no hay ningún monumento.  En cambio, sí existen los dedicados a diferentes personalidades cubanas. 
Uno es un obelisco de tres metros de altura, ubicado en 1914, en homenaje a las víctimas de las guerras de independencia.  Lo promovió el Consejo provincial de Oriente y fue realizado por una compañía italiana.
También posee un busto del Mayor General Antonio Maceo Grajales, esculpido por el holguinero José Virelles.  Se develó el día 28 de agosto de 1947 y desde entonces a la antigua Plaza Cristina se le comenzó a llamar Parque Antonio Maceo.
En los primeros meses de 1960, al conocido parque le nació otro monumento, dedicado, en este caso a Brígida Zaldívar Cisneros, la esposa del Mayor General Vicente García González, y a todas las madres de la actual provincia de Las Tunas, a 690 kilómetros de La Habana. 
Ahora el Maceo es una plaza con grandes árboles y numerosos bancos en los que la gente se sienta a descansar y a aceptar la cotidianeidad de la vida sin apuros, con la certeza de que el reloj marca siempre 24 horas en cada jornada, nos guste o no. 
Y es un sitio hermoso, con flores y sin ruidos, con elementos modernos y antiguos que nos recuerdan que el tiempo pasa invariablemente pero que delante siempre está el futuro y las ganas de vivir para disfrutar de los transeúntes, las aves y los ancianos que leen periódicos y conversan como tan vez hicieron en el mismo lugar hace 50 años.

Miguel Antonio, el más grande paracaidista de Las Tunas



Escuche aquí las palabras de Miguel Antonio.

Cuando saltó al vacío por primera vez, el 11 de julio de 1976, Miguel Antonio Martínez Cartón sintió que se coronaban sus sueños y que ese día volvía a nacer.  Desde unos meses antes se ilusionaba con montar en un avión, desafiar los vientos y la fuerza de gravedad, abrir su paracaídas y llegar vivo y sano a la tierra.
Con la emoción de ese instante da rienda suelta a sus recuerdos.
“Yo apenas era un adolescente y cuando estudiaba en el municipio de Manatí conocí a unos jóvenes que me dijeron que aquí saltaban en paracaídas.  Yo- muchacho al fin y al cabo- me fasciné con el tema.  Solo había hablado de eso como cosa de sueños.  Casualmente el fin de semana siguiente hubo saltos y me fui al aeropuerto y desde ese momento busqué la forma de aprender.  Comenzó un curso de un mes, matriculé y muy pronto hice realidad mis aspiraciones”.
A casi 37 almanaques de ese momento, ya acumula tres mil 362 experiencias en todas las provincias cubanas y en otras naciones como Chile y Hungría, a donde llegó como miembro de la preselección cubana de paracaidismo para poner el nombre de nuestro país en la cúspide.  También en una oportunidad, durante el paso por el occidente cubano de un ciclón mereció una condecoración de la Cruz Roja.
“Eso fue en el año 1981, mientras yo cumplía el Servicio Militar en la brigada aérea de San Antonio de los Baños.  Por los vientos y las lluvias del huracán Alberto tuvimos que rescatar a algunas personas y luego nos dieron la medalla por el apoyo que brindamos”.
Cuenta que todavía se impresiona; incluso, algunas veces ha sentido miedo al momento de salir por la puerta del avión.  Y, por supuesto, también ha vivido varios sustos.
“He sufrido seis emergencias en las que el paracaídas principal no se abrió y he tenido que recurrir al de reserva.  La primera ocurrió cuando tenía 20 años.  Fui el quinto en tirarme y el primero en aterrizar porque no me funcionaban ninguno de los dos y milagrosamente cuando pude abrir el de reserva estaba a escasos metros del suelo.  Solo fue abrirlo y llegar, ya estaba poniendo los pies”.
Una de las mayores atracciones para el público es la acrobacia conocida como vuelo de pájaro, la que también protagoniza Miguel Antonio.
“Es difícil y riesgoso por mucha razones.  Una porque el piloto se puede equivocar y pasar muy bajito y uno se enredaría en un cable, una loma, en diferentes lugares.  También se puede romper la cuerda de 35 metros que me arrastra. El avión me exhibe sobre el público, a una altura entre 150 y 200 metros.  He realizado esa acción en 14 ocasiones, en Las Tunas, Amancio, Puerto Padre, La Llanita y Baracoa.  Aún hoy me sigue gustando”.
Durante el año 2012 fue el mejor residente en la provincia de Las Tunas en la categoría de deportes especiales y su carácter amable y su espíritu de optimismo hacen presagiar que volverá a merecer esa condición. 
Pero, cree que no ha llegado el momento de la despedida.
“Pienso que cuando me toque será el momento más triste de mi vida porque de verdad, me gusta el paracaidismo y lo he sentido en el alma.  Llevo casi 40 años y nunca he perdido el deseo de saltar, lo tengo siempre como el primer día.  Me gustaría seguir y romper el récord en cuanto a edad de saltos, mientras la salud me lo permita”.
La vida del tunero Miguel Antonio Martínez Cartón gira alrededor de aviones, paracaídas y saltos desde el cielo.  También, en torno a un riguroso entrenamiento tanto físico como psicológico, en el que siempre ha contado con el apoyo de su familia.
Orgulloso de sí mismo y de los jóvenes a los que ayuda a formar, como instructor, cree que el futuro está comprometido por la escasez de los paracaídas y los altos costos de una hora de vuelo.  Sin embargo, se siente feliz por el interés que despierta su deporte entre la población y desde el aire se crece inmensamente en el sentimiento de todos los tuneros.