Para los residentes en la provincia de Las Tunas, a
690 kilómetros al este de La
Habana, resultan habituales el rostro y la voz de un joven que
frecuentemente ofrece a la población la predicción del estado del tiempo.
Su nombre es Alexey Moreno Borges y desde
el año 2008 encabeza el Grupo de Pronósticos del Centro Meteorológico local, un
colectivo que estudia los mapas y los satélites para determinar el
comportamiento de las temperaturas, los vientos y las precipitaciones, entre
otros fenómenos.
“Soy Ingeniero Agrónomo, graduado en
la Universidad Vladimir Ilich Lenin, de esta ciudad; pero, inicialmente me
formé como Técnico de nivel medio en Meteorología. Me presenté a una convocatoria, me aceptaron y
comencé a trabajar en 1997 como observador en la estación meteorológica del
municipio”.
En el año 2000 quedó vacante una
plaza en el Grupo provincial de Pronósticos y este joven decidido y
entusiasmado aspiró a ella.
“Ahí también me aceptaron y me fui
formando como especialista en cursos de capacitación, tanto a nivel provincial
como nacional y con el paso del tiempo me quedé al frente del grupo de ocho personas
en una labor que ha centrado mi vida en los últimos cinco años”.
Alexey considera que los
meteorólogos debes ser muy entregados a su trabajo y enumera sus cualidades,
especialmente la preparación especializada y la capacidad de estar alertas en
todos los momentos.
“Las 24 horas del día debemos
mantener una estrecha vigilancia de las condiciones meteorológicas para poder avisar
y mantener informados a los órganos de dirección de la provincia y a toda la
población. Son 24 horas de cada día,
durante todos los días de la semana y durante los 365 días del año aunque haya
fiestas o celebraciones”.
A sabiendas de que la Meteorología
es una ciencia que abarca la Geografía, la Física y la Matemática, asegura que
su dominio permitirá hacer un pronóstico lo más correcto posible.
“La media nacional es de un 86 por
ciento de efectividad y en los últimos años, el territorio tunero se ha
mantenido con un acierto en los pronósticos superior al 90 por ciento”.
Cuenta Alexey que su momento más
difícil en la profesión ocurrió en septiembre de 2008, cuando el huracán Ike
golpeó con intensidad el norte y el centro de Las Tunas.
“Para todo el pueblo tunero hay que
marcar un antes y un después del 8 de septiembre de ese año, tanto en la
preparación como en la percepción del riesgo frente a los fenómenos
atmosféricos”.
Orgulloso por la profesión que
realiza y satisfecho por su utilidad, responde pacientemente a todos los que lo
interceptan, tanto camino al trabajo como cuando regresa a su hogar, luego de
concluir la jornada laboral.
“Siempre me encuentro personas que
me preguntan qué frío hizo ayer, cuál fue la temperatura mínima, cuál fue la
máxima, dónde llovió más, hasta cuándo tendremos tal afectación; incluso, ya en
el mes de marzo me están preguntando si la temporada ciclónica viene activa o
no”.
Alexey ocupa sus jornadas en el
estudio de las variables meteorológicas, el sondeo de los mapas y el desarrollo
de diferentes fenómenos en otras partes del mundo. Es un meteorólogo convencido y hace de su
quehacer diario una bandera que ondea firme en tiempos de sequías, huracanes o
tormentas eléctricas y lo reafirma cuando asegura: “Yo sería meteorólogo o
meteorólogo, no tengo otras preferencias”.
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