Desde hace más de medio siglo existe
para los residentes en la ciudad de Las
Tunas la cafetería Oquendo, un centro que todavía conmueve a muchos y
motiva la visita de otros, máxime en las próximas semanas pues el local que
ocupa está en proceso de remodelación.
Será entonces la satisfacción
de numerosas personas pues tomar el café oscuro y caliente de cada mañana es un
imperativo para casi todos y a algunos, cuando nos falta, nos ocasiona un
intenso dolor de cabeza.
Pero, tomarlo a otras horas
del día también es reconfortante porque estimula el alma y el espíritu y da
ánimos para seguir realizando las actividades cotidianas.
Por eso aquí adquiere especial valor la cafetería Oquendo,
que permanece en la calle Francisco Varona, en
el mismo casco histórico, desde mucho antes del Triunfo de
la Revolución, y que por estos días se somete a una reparación general para
hacerla más confortable, como parte de la transformación de la ciudad.
A más de medio siglo de su
apertura, todavía son muchas las personas que llegan hasta la instalación, la
cual aún lleva el nombre de su primer dueño, un empresario que desarrolló una
red de cafeterías en las principales localidades de nuestro país.
La nuestra fue muy moderna
para la época, con cafeteras que nada envidiarían a las que vemos hoy y con una
empleada de lujo pues muchas personas de la tercera edad recuerdan a Claudina
como un ejemplo de perfección en la atención al cliente y en servir un café
exquisito, de delicados aroma y sabor.
Dicen que ella colaba el
mejor café de la ciudad y por eso la cafetería Oquendo recibía en cada jornada
a cientos de visitantes que llegaban de todas partes, y de manera especial a
los trabajadores manuales e intelectuales de los alrededores.
Curiosamente, ahí nunca se
cambió la principal actividad. Jamás se
sirvieron dulces, bocadillos o caramelos.
Solo café y cigarros. Y a pesar
de la sencillez de la oferta, ha tenido muchos clientes; incluso, varios tan
fieles que siempre volvieron aun cuando las estrecheces económicas afectaron la
calidad de la bebida.
Dentro de poco tiempo, la instalación
volverá a alegrar ese pedazo de ciudad que ocupa desde hace muchos años y para
entonces necesitaremos varias Claudinas, de modo que se brinde un servicio
excelente y el lugar sea otra vez el preferido por los tuneros para saborear
una humeante taza de café.
No hay comentarios:
Publicar un comentario