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Licenciada en Periodismo por la Universidad de Oriente en Santiago de Cuba, en el año 1994, y Máster en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de La Habana, en el año 2009. Esta es una página personal, dedicada a mi querida ciudad de Las Tunas, en Cuba, y con las puertas abiertas a otros sitios de la provincia, que lleva igual nombre. Espero que sigamos compartiendo imágenes, historias, anécdotas y proyectos de la tierra que nos vio nacer o que nos acogió como hijos propios. Ah, ahí les dejo varias fotografías de los 8 municipios tuneros.

sábado, 19 de abril de 2014

Tacarigua, tierra de tambores



Fotos: Yaimí Ravelo Rojas (Enviada especial)
Tacarigua, Miranda (Venezuela).-  En la parroquia Tacarigua, municipio mirandino de Brión, el sonido de los tambores y la danza son parte de la vida de las personas que allí residen.  Ellos son, en su mayoría, gente humilde, alegre y trabajadora, decididos a sonreír y a vivir el presente con la herencia del pasado y cultivando el futuro de todos.
Tal como ocurre en las parroquias de Higuerote y Curiepe, del mismo municipio, en la comunidad de Tacarigua el tambor es el punto común que une a sus habitantes y así ocurre en todo el eje de Barlovento, un espacio del estado venezolano de Miranda, constituido por seis municipios autónomos: Acevedo, Brión, Buroz, Andrés Bello, Páez y Pedro Gual.
Conocer las tradiciones del lugar es como una bendición para quienes llegan hasta la localidad, a unas dos horas de Caracas, la capital de Venezuela, pues además de la música y la danza, también se disfruta del paisaje y de la calidez de la gente, dispuesta a echar un baile en cualquier rincón.
Así afirman- y demuestran- dos jóvenes nacidos en Tacarigua, quienes aseguran que llevan en la sangre el olor del cuero de los tambores y que su corazón late al compás de los repiques, una combinación especial que los impulsa a bailar compulsivamente, aunque el sol castigue con mucha fuerza o del cielo se desprenda una fuerte lluvia.
Ender Machado se ha convertido en un maestro para los más jóvenes tamboreros de Tacarigua.
“Yo particularmente escucho un tambor y siento que el cuerpo me vibra por dentro, en el sentido de bailar y de tocarlo también.”  Así expresa Ender José Machado Marrero, instructor de música de un proyecto surgido al calor de la misión Cultura Corazón Adentro, que fusiona el baile con la danza y el sonido siempre apreciado de los tambores.
“Los tambores de Tacarigua son los que se usan en todo el eje de Barlovento.  Nosotros trabajamos lo de nosotros, lo que es tradicional como el mina, el culo’e puya (conjunto redondo formado por tres tambores: Prima, Cruzao y Pujao) y el quitiplá.  También exploramos lo que es el sangueo y el San Millán, que son ritmos de la costa”.
Con el rostro sudado de tanto bailar, el joven tacarigüense se emociona explicando que los sonidos dependen de los materiales con los que se hacen los tambores. “Eso tiene que ver con el tipo de tambor que sea.  El culo’e puya se hace con una madera liviana llamada lano y con cuero de perezoso o de chivo.  Para el mina hace falta madera dura, como aguacate, tasajo o guayao.  Y la parte de arriba se resuelve con piel de la panza de las venadas”.
La rumbera Maira Piñango siente que vuela cuando escucha el sonido de un tambor.
Entre los aficionados que desarrollan el proyecto Danza Tradicional Afro-Barlovento es elemental el esfuerzo de Maira Piñango Suare, una mulata rumbera y de fácil elocuencia.
“Desde que estoy en pre-escolar ando en este ámbito cultural.  Me gustan mucho la danza y el teatro.  Comencé como facilitadora de la Misión Cultura Corazón Adentro con un grupo de estudiantes.  Surgieron inquietudes y comenzamos a implementar varias técnicas.  Gracias a Dios hemos llegado con buen pie a todos los lugares en los que nos hemos presentado dentro y fuera de la comunidad”.
Contenta por esos resultados, Maira los atribuye a sus muchachos y a la misión. “Tacarigua es rica en su manifestación cultural.  Es rica en sus tambores y ahora alcanzamos la metodología.  Yo soy nacida aquí y siento que tenemos esta pasión en la sangre.  Cuando escucho el sonido de los tambores, aunque esté durmiendo, siento que ya estoy bailando”.
Los residentes en Tacarigua disfrutan a plenitud el repicar de los tambores.
A las presentaciones de los jóvenes de Tacarigua se suma el pueblo que, inspirado en su idiosincrasia barloventeña, baila al compás de los tambores, estudiando las diferentes modalidades que interpretan y es que en el lugar la actividad es una tradición que se hereda de abuelos a padres y de padres a hijos, desde hace varias décadas.
Ahora en la parroquia, con la presencia de los colaboradores cubanos de la Misión Cultura Corazón Adentro, un grupo de aficionados aprende teoría y la combina con esa práctica para disfrutar, ocupar el tiempo libre y ofrecer un espectáculo a niños y adultos que se suman a la fiesta en cuanto escuchan el primer redoble del tambor.

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