Desde el 31 de octubre
de 1976, cuando se constituyeron en Cuba
las Asambleas
Municipales del Poder Popular, han pasado 40 años. Dicho de esa forma, tan rápido, parece que el
tiempo se adueñó de un par de alas o que, clandestinamente, alguien apuró las
manecillas del reloj.
Pero, no fue así y eso
lo sabe muy bien un grupo de hombres y mujeres que duplicó sus capacidades y también,
sus responsabilidades para desempeñarse como médicos, educadores, obreros de un
ingenio azucarero y otras profesiones, a la vez que se convirtieron en líderes
comunitarios para representar a sus vecinos.
Traían sus corazones
llenos de sueños y, por supuesto, de dudas ante lo desconocido, aunque desde
dos años antes la provincia de
Matanzas había iniciado un experimento que incluía la participación del
pueblo en la administración de las localidades y en la búsqueda de soluciones a
los principales problemas de cada lugar.
Tropiezos hubo y es
lógico. Y mucha alegría también, por la
suma de hechos concretos que han transformado cada pedazo del archipiélago
en lo que es hoy, a partir del trabajo constante de un numeroso grupo de
personas que perdieron sus nombres y comenzaron a llamarse delegados; incluso, que
pusieron a un lado la intimidad de sus hogares para recibir a sus electores.
Con la dignidad
de nuestra historia es el lema que, en esta oportunidad, acompaña a los delegados
en activo, diputados al Parlamento
cubano, presidentes de Consejos
Populares y otros compañeros que han transitado, durante estas cuatro
décadas, por los Órganos Locales del Poder Popular.
Retos han
tenido muchísimos. Y otros desafíos
llegarán con el paso del tiempo, en cada uno de los procesos de rendición de
cuenta, en el despacho directo con la población y en muchos otros escenarios
que favorecen el diálogo franco y el análisis oportuno para resolver entre
todos cualquier situación que afecte a uno o a varios habitantes.
La sistemática
participación del pueblo en todos los procesos es la base de las ocho Asambleas
Municipales del Poder Popular que existen en la provincia de Las Tunas.
Y es,
precisamente, ese pueblo el que hace suyos los jolgorios previstos para este 31
de octubre, en sesiones solemnes que inspirarán a la mayoría y que reafirmarán
el compromiso de los que hoy se desempeñan en representación de sus vecinos.
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